Debe ser que el Palacio del Kursaal de San Sebastián no contempla el derecho de admisión, porque ayer estuvo allí Arnaldo Otegui, el portavoz de ETA, y no sólo pasó a las instalaciones, sino que incluso se sentó en una silla, como las personas, y tuvo la ocasión de hablar. Es mas: hubo periodistas que escribieron en su bloc de notas lo que decía Otegui. Pero tremendo: hoy, en cualquier garito de medio pelo se reservan el derecho de admisión para que no entre cualquier tiparraco. En el Kursaal, no.
Bueno, el caso es que Otegui, preguntado si creía que la “lucha armada” (o sea, el terrorismo) sigue “teniendo vigencia” (dicho periodista entiende, pues, que la tuvo algún día), el portavoz etarra afirmó: “No creo que exista en la izquierda abertzale- sic –un apego excesivo a determinados instrumentos”. En efecto, a los libros de Historia, por ejemplo. A la Declaración de los Derechos Humanos. A la Biblia. Y así les va, y así nos va a todos. ¡Vaya piruetas del lenguaje que se gasta el pájaro, por no reconocer que le gusta más un pistolón que a un tonto un caramelo!
Otegui, que a pesar de ser un sujeto repulsivo siempre ha presumido de tener muy buena información, aseguró que volverá a haber una negociación del actual Gobierno con ETA, “más temprano que tarde”. O sea, que ya ha empezado. En fin, nada que pueda sorprendernos, y quizá sea eso lo dramático para España, en general para cualquier país que pretenda ser democrático: que ya no sorprende que un Gobierno negocie con una panda de asesinos. Que casi se considera lo normal, lo adecuado para “propiciar la paz”, “para solucionar el problema”, como dice este individuo con su lenguaje carroñero.
Pero esto es lo que querían los separatistas (todos, los “civilizados” y los incivilizados), esto es lo que teníamos que consentir los españoles para propiciar el entendimiento con todas las “sensibilidades” (nótese como cada entrecomillado es una parida superior a la anterior): tener que escuchar a un cafre como Otegui, que en cualquier otro país estaría esposado dentro de una mazmorra, erigiéndose en administrador de lo que está bien y lo que está mal, de lo correcto e incorrecto, de lo democrático y lo fascista.
Mañana saldrá la “vicevogue” o ZP para aclarar que “no existe la menor posibilidad de volver a iniciar un diálogo con la banda terrorista ETA”, mientras a nuestras espaldas harán lo que les dé la realísima gana, que para eso son los que mandan. Y como además el Parlamento ya no es la sede de la soberanía, sino que ahora esa función la representa la televisión, olvídense de que alguien acuda a la Carrera de San Jerónimo a retratarse. El Congreso de los Diputados, por cierto, que es otro de los sitios donde el derecho de admisión debería ser obligatorio. Y que entrasen solamente personas.
Domingo, 18 de enero de 2009.