Editorial: "Discurso regio"
Uno de los problemas del discurso de S.M. El Rey en Nochebuena (además de que coincide con el peor momento, que es cuando está saliendo el pavo del horno, todos los críos gritando en la casa y el abuelo chillando que su sopa tiene que ser sin sal), es que se ha convertido en un estereotipo del “deber ser” frente a lo que la realidad dicta que “es”. Pero con una particularidad, y es que ese “deber ser” no viene de una Monarquía, como siempre se entendió esa palabra, sino más bien “de
Es decir, Don Juan Carlos se esfuerza en resumir, en un cuarto de hora y con un lenguaje exquisitamente diplomático, lo que “debería hacerse” en España para que las cosas fueran mejor; y no dudamos que las sinceras intenciones del monarca consisten en que sus palabras sean no solamente escuchadas por los políticos de uno y otro partido, sino incluso atendidas y respetadas. Pero nos tememos que la realidad es muy distinta.
Se ha creado una rutina tontísima que consiste en que el 24 de diciembre por la noche se emite el discurso del Rey, que es el mismo todos los años pero adaptado a las circunstancias, y acto seguido todos los partidos hacen su valoración del discurso…, que naturalmente es también la misma de siempre, pero adaptada a las circunstancias. Una cosa perfectamente inútil y estúpida, sin la menor repercusión para las vidas particulares de los ciudadanos, y que ya llega a aburrir y a cansar.
Cosa distinta sería que el Rey fuera hoy en España una referencia moral válida. En un país ayuno de certezas, con una sociedad convulsa, desorientada y relativista, el mensaje de
¿De verdad cree Su Majestad que el PP y el PSOE, con la inestimable ayuda de comunistas, separatistas y otras especies que no querrá el cielo que estén en extinción algún día, van a “arrimar el hombro”, en expresión campechanamente borbónica, para superar la crisis económica cuanto antes?, ¿no ha tenido Vd., señor, suficientes ejemplos en los últimos 30 años para estar completamente convencido de lo contrario?
Viernes, 26 de diciembre de 2008.