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Diario YA


 

Editorial: "El asesinato de Marta"

La noticia del asesinato de la joven Marta del Castillo en Sevilla, al parecer a manos de su ex novio, más allá de producirnos la lógica consternación por la magnitud de la tragedia, debería hacernos reflexionar sobre qué juventud tenemos, cuáles son sus valores, sus preocupaciones, qué idea tienen sobre el respeto a la vida, sobre la consideración del otro, en definitiva, qué hay debajo de esas caras maquilladas y esos peinados con gomina.

A Marta la asesina a golpes un chico de 20 años con el que estuvo saliendo durante dos meses. Un chico huérfano de madre y abandonado por su padre. Los familiares y amigos de Marta coinciden en señalar que no les gustaba nada ese chaval. El presunto asesino ha mantenido en secreto su horrible crimen durante casi un mes, escondiéndose de todo y de todos hasta que finalmente, llamado por la Guardia Civil a declarar, se ha derrumbado y confesado.

Es mucho más que terrible, desolador, dramático que un chico de esa edad pueda matar con un cenicero, a golpes, a una cría de 17 años después de mantener una discusión. ¿Qué modelos humanos ha tenido ese joven?, ¿quién le ha explicado la condición sagrada que tiene la vida de cualquier semejante?, ¿cómo es posible que nadie de su entorno, familiares, amigos, conocidos, profesores, compañeros, nadie haya dado la menor señal de alerta ante alguien que, como es obvio, no se encuentra bien de la cabeza?

Sin conocer al detalle las circunstancias concretas que nos ocupan, se nos ocurren algunas respuestas genéricas: los chicos de esas edad en Occidente se "educan" frente al televisor y la pantalla de internet. Nunca leen nada que no sea el As o el Marca, sus modelos de comportamiento son personajes de teleseries o dibujos animados, cuanto más violentos mejor. Desprecian a los ancianos, incluidos padres y abuelos, porque lo único que vale en este mundo (eso creen  ellos) es la juventud, la belleza y la capacidad de seducir. ¿Qué esperamos que suceda con este biotipo humano absolutamente diabólico que entre todos hemos fomentado?

Y ahora, como siempre, los lamentos y los lloros, mientras se entierra a la pobre chica, última víctima de una sociedad que anda completamente a la deriva: sin patrones de comportamiento, sin modelos de conducta, en un "todo vale" aterrador alimentado por madrugadas de borrachera y dinero fácil de los padres. Chicos y chicas a los que, antes de alcanzar la mayoría de edad, se permite que salgan de casa a las doce de la noche y regresen ebrios después del amanecer. ¿Y ahora nos vamos a sorprender? Más nos vale despertar, porque la pesadilla puede ser eterna.

Domingo, 15 de febrero de 2009.

 

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