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Diario YA


 

Editorial: "El cínico Tardá"

 

Lo peor de los separatistas debería ser eso, que son separatistas. Pero hay algo aún peor, aunque parezca imposible: primero, que se empeñan en repartir carnés de demócrata a quienes no los queremos, y segundo que se empeñan en manipular la Historia y, por tanto, en tomarnos por idiotas, y por ahí sí que no hemos de pasar los ciudadanos decentes. Usted piense lo que le dé la gana, pero no insulte a nuestras inteligencias, oiga, que estamos ya muy mayores.

Juan Tardá, que con otro amiguete suyo es aficionado a invadir piscinas ajenas y montar todo tipo de “pollos” en la vía pública (se supone que como forma de entretenimiento), se ha cogido una llorera de aúpa (metafóricamente hablando, claro) porque dice que los medios de comunicación (“¡il faut tirer sur le journaliste!”) han malinterpretado sus palabras de ayer, en una becerrada de las juventudes de la Esquerra, cuando gritó alto y claro aquello de “¡Viva la república, muera el Borbón!”.

Alega Tardá, y aquí es donde viene el intento de tomadura de pelo colectiva, que con ello hacía referencia "de forma metafórica" a una "frase célebre", y que ya “en 1931 se gritaba lo mismo, y nuestros abuelos gritaban 'Viva Maciá, muera Cambó' por las calles de Barcelona, gritos populares y absolutamente metafóricos”. Sí, como casi todo lo que hizo la Segunda República española, totalmente metafórico, claro.

La quema de iglesias que hizo la gentuza que tuvo el poder durante los años previos a la Guerra Civil, señor Tardá, ¿era metafórica también? Las checas en las que la izquierda asesina torturó a miles de personas decentes, ¿eran checas metafóricas? Los hombres honrados e inocentes que murieron amontonados en Paracuellos, tiroteados por la carroña republicana liderada por Carrillo, ¿murieron acaso metafóricamente, señor Tardá? A ver, ponga luz en nuestras mentes.

Lo que pasa, señor Tardá, es que la cabra siempre tira al monte. Y ustedes, los separatistas, parece claro que quieren hacer de la España de hoy la orgía de delincuencia y crimen que terminó siendo su alabada República. Quien no ha deseado jamás la muerte a nadie no puede gritar, en un acto público de su partido, “muera el Borbón”. Así que deje de esconderse cobardemente en juegos de lenguaje y asuma que ha cometido un error muy grave. Cosa frecuente, por cierto, en gente de su partido.

Lunes, 8 de diciembre de 2008.

 

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