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Diario YA


 

Editorial: "El oráculo progre"

Lamentablemente, todo apunta a que la opinión pública hará con el conflicto árabe-israelí lo mismo que hizo con la guerra de Irak: retorcer los argumentos hasta el absurdo para imponer la única visión posible, esto es, la “democrática”, esto es, la que “defiende al débil”, esto es, la que dicta la izquierda. Por supuesto. ¿Alguien lo dudaba? Nosotros, no. En caso de duda, siempre a favor de corriente, las orejas gachas ante lo que la izquierda (garante de la paz y la armonía en el planeta…, ya se ve) diga que está bien o mal.

Y como no existen tribunales morales, ni sabios a los que crea todo el mundo, y además las organizaciones supranacionales encargadas de la cosa (la ONU, mayormente) han conseguido demostrar su perfecta inutilidad, ahora tiene razón el que más gente es capaz de sacar a la calle a apoyar un argumento. Y si encima esos miles de “demócratas” llevan delante a los Bardem, Llamazares, Zerolo, Sánchez Gijón, Arias and company, el éxito mediático está asegurado. Y el triunfo moral también, claro. A ver quien es el guapo que se atreve a decir que no. Se queda uno sin carné giliprogre.

No existe (huelga recordarlo) la más mínima intención de reflexionar sobre quién puede tener más razón en el penoso conflicto de Oriente Medio. Ni la más ínfima pretensión de acercarse a lo que piensa Israel: al miedo de sus ciudadanos, al terror de vivir siempre bajo la amenaza integrista, a la grave responsabilidad de su Gobierno, obligado (como cualquiera) a defender a su pueblo, etc. A nadie interesa la verdad, a nadie interesa lo que opine una de las dos partes, que ya ha sido condenada, antes de empezar el Gran Juicio de la Opinión Pública, por ser “amiga” de los Estados Unidos.

Y no son grandes expertos en política internacional los que tienen la voz en estos días. Como no interesa conocer la verdad, los “sabios” no aparecen en los medios de comunicación, ¿para qué? Son Bardem, Llamazares y Ana Belén los que saben, con total certeza, dónde reside la razón. Ellos son el nuevo oráculo de la sociedad española, la brújula de nuestros destinos como pueblo, la esencia del alma patria personificada. Lo que digan los “gazaprogres” (en acertado término de Alfonso Rojo) va a misa. Y punto.

Sólo en una cosa tiene razón Zapatero, después de haber destilado su dosis habitual de demagogia barata, alimento de cerebros escuálidos. Tiene razón en que el PP todavía no ha dicho nada al respecto, al menos nada que pueda entenderse como “propio”, más allá de los juegos florales de palabras sobre lo ideal que sería la paz mundial y lo lindo que es el vuelo de las mariposas. Como es habitual en los últimos tiempos, cuando Rajoy ve un charco hace todo lo posible para no acercarse a él, porque el miedo a pisarlo y a mancharse pesa más que la obligación moral de tener que atravesarlo. 

Lunes, 12 de enero de 2009.

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