Más allá de lo que las urnas decidan qué es lo mejor para Estados Unidos, no cabe duda de que se trata de unos comicios especiales. No en vano, la expectación que desde hace meses rodea esta cita electoral así lo demuestra y confirma.
Estas elecciones presidenciales norteamericanas pasarán a la historia fundamentalmente por una razón: nunca la opinión pública internacional estuvo más mediatizada y condicionada a favor de uno de los dos candidatos. Nunca se estigmatizó tanto al Partido Republicano como consecuencia de varios años de persecución política al inquilino de la Casa Blanca para hacerle pagar un error, en este caso, la intervención armada en Irak.
La operación mediática y social, perfectamente organizada y con muchos medios para lograrlo, que se ha generado en todo el planeta para presentar a George W. Bush como un asesino sanguinario sin escrúpulos, indigno de estar a la cabeza del orden mundial, es algo digno de estudio por parte de universidades y otras instituciones académicas. A la cabeza de ella, todos los lobbies “progres” interesados en acelerar el “cambio de régimen internacional”…Algo debe saber de esto el exclusivo Club Bilderberg.
Concretamente en España, causa vergüenza ajena escuchar a presuntos expertos en política exterior analizando a los dos candidatos; uno, el que se jugó la vida por su patria varias veces y estuvo encarcelado en Vietnam por defender su bandera, parecería un viejo acabado y “carca”, tan “fascista” como Bush hijo. Obama, en cambio, es la juventud y el “progreso”, la paz y la apertura, el “talante”, el “cambio”, el sueño americano hecho realidad. Y comieron perdices.
En democracia, el resultado de las urnas siempre es incontestable, y por esa misma razón, siempre es justo. Las elecciones ponen a cada cual en su sitio y ejecutan la máxima indiscutible de que cada pueblo tiene lo que se merece. Los norteamericanos han dado muestras, en muchas ocasiones, de ser capaces de vencer la presión ambiental para proteger los verdaderos intereses del país, los que tienen que ver con la seguridad, con los principios en los que se asienta su democracia y con su esencia como unión de estados.
Hoy tendremos a sesudos analistas llevando el ascua a su sardina. Pero, una vez más, el pueblo estadounidense habrá elegido lo mejor.
Miércoles, 5 de Noviembre de 2008.