Hay cosas en esta España nuestra que causan sonrojo, por no decir vergüenza ajena. Podríamos hacer un largo listado, pero a la cabeza del mismo estaría la penosa doble moral que se usa para tratar todo aquello que tenga que ver con la Constitución, el fruto más preciado de aquella Transición de la que, hasta no hace mucho, casi toda la casta política se sentía especialmente orgullosa. Ahora ya, la cosa no está tan clara.
Porque los políticos, cuando están en el poder, se agarran a la Constitución como si ésta fuera herramienta básica de legitimidad, y casi oráculo para saber dónde está la Verdad. Cuando uno se ha quedado sin argumentos, cuando la Ley Natural y la Moral objetiva te dejan en evidencia, o cuando la realidad hace patente tu fracaso en la gestión, la solución es bien fácil: basta con subrayar que “esto está en la Constitución”. Y punto.
Pero hete aquí que, cuando se trata de reconocer realmente el valor y la vigencia de la Carta Magna, tres décadas después de su nacimiento, el Congreso de los Diputados acoge la habitual recepción a SS.MM. Los Reyes, y resulta que no va a ir prácticamente nadie, porque la mayoría de los partidos separatistas, además de UPyD, tienen “otros compromisos” que, al parecer, son más importantes que esta cita anual.
¿Es éste todo el aprecio que tienen los “demócratas” españoles por el documento que usan diariamente para defender sus argumentaciones políticas? De un separatista, que no es otra cosa que un enemigo declarado de España, lo lógico es esperar comportamientos parecidos, si bien después, en el día a día, PNV, ERC, y el resto de fuerzas antiespañolas enarbolan la palabra “Constitución” con demasiada frecuencia.
Así pues, sólo PSOE, PP, IU y CIU estarán con los monarcas “celebrando” la treintena de la Carta Magna. Se desconoce aún si los bedeles del Congreso acudirán al acto, o también tienen cosas más importantes de las que ocuparse. Y es que, otra cosa no, pero la dosis de caradura y desvergüenza que hay que tener para dedicarse a la política activa en España es algo digno de estudio. También para eso hay que nacer.
Martes, 2 de diciembre de 2008.