Definitivamente parece claro que los irlandeses –al menos bastantes de ellos- no se enteran de que el conflicto de Irlanda del Norte no tiene nada que ver con Vascongadas. Más bien tendría algo en común. Los irlandeses quieren la unificación de toda Irlanda, que es lo mismo que pretendemos para nuestra patria el 97 % de los españoles. Una España unida.

Ni siquiera se puede comparar los conflictos en el aspecto social. En Irlanda del norte la población ha sido discriminada y vejada por el dominante inglés, tanto en los colegios, como en los trabajos. Todo lo contrario que aquí, ya que Vascongadas ha sido siempre la región española más beneficiada por los diferentes planes industriales, ya desde la época de Franco.

Que Gerry Adams deje de opinar sobre España, si desconoce la verdadera historia. Aún más. Históricamente ambas naciones han sido hermanas, por su fe común en el catolicismo y su enemigo compartido en Inglaterra.

La causa irlandés, totalmente justificada en sus inicios de los años veinte, que llevó a la independencia del sur, y a una lucha por la libertad del norte, se convirtió, con el paso de los años, en una causa de terroristas abducidos por el marxismo y la violencia. Y Adams sabe de qué va la historia.

Es verdad que a diferencia –de nuevo- de España, allí las fuerzas de Seguridad británicas cometieron auténticas salvajadas, así como que se apoyaron en hasta tres grupos terroristas unionistas –protestantes y defensores de la unión con Gran Bretaña- para crear una guerra de guerrillas.

Por último, que un ex guerrillero sudafricano sea el verificador de un arsenal mínimo de armas (mientras el otro se mete las manos en el bolsillo), no parece lo más adecuado.

Es cierto que un paso, es un paso. Aunque ahora habrá que esperar a ver qué nuevas ventajas, entre acercamiento y libertad, ofrecerán el gobierno y los jueces a los presos.