Ayer fue un día muy importante para este diario. Un día de muchas emociones, de ilusión y de esperanza. Ayer nos hicimos visibles después de estar desde el 1 de Julio buscando nuestra mejor cara, corrigiendo fallos e intentando presentar un periódico digno. Creemos que se ha conseguido. Y el acto de presentación, en un sitio como la Asociación de la Prensa, nos llena de orgullo y satisfacción.

Es muy fácil presentar algo cuando se tiene al lado a los miembros de nuestro Consejo Asesor, que estuvieron sencillamente soberbios. Desde Alberto Delgado, maestro de periodistas, pasando por Rafael González, historia viva del añorado YA en papel, el historiador José Luis Orella, siempre brillante en sus juicios; el doctor Aquilino Polaino, que nunca defrauda y siempre tiene la palabra exacta, Juan Antonio Perteguer, que demostró por qué dirige uno de los mejores colegios del mundo. Y los profesores del CEU Alberto Miguel Arruti, que hizo un enorme esfuerzo por acompañarnos, y José Escandell, una de las mentes preclaras que alumbran a esa institución universitaria.

A todos ellos, y a Juan Manuel de Prada, Paloma Gómez Borrero, Manuel Bru y Alejandro Fdez. Pombo, queremos agradecer públicamente su adhesión incondicional a este proyecto; y esperamos no defraudarles nunca. Les prometemos, eso sí, cumplir con los dos únicos compromiso que hemos adquirido con ellos: el de ser un proyecto católico de comunicación, y el de atender sus consejos con atención antes de tomar una decisión que pueda ser equivocada.

Algunos medios hoy se ríen de nuestra pública profesión de fe. Lo sentimos mucho por ellos. Quien todavía no ha descubierto a Dios, vive en una permanente desazón: la que le provoca su increencia y la que le produce ver que otros sí están inundados de esa Gracia. Prometemos, en justo pago por su desprecio, unas cuantas oraciones pidiendo por su salvación. Es lo que nos toca por haber querido seguir el camino de Jesús.

Gracias a todos los que nos leen ya. Gracias a quienes van a empezar a leernos hoy. Gracias por los cientos de mails de apoyo, de ánimo, de amistad. Gracias a todos los que nos están haciendo más fácil el camino, más ligero el equipaje. Gracias, de corazón, a toda la buena gente por la que vamos a trabajar duro cada día. Como dijimos ayer, sin soberbia y con la mayor caridad que podamos. Agarrados siempre a la Cruz de nuestro Señor.

Sábado, 4 de Octubre de 2008.