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Diario YA


 

Editorial: "La noche y el crimen"

Una vez más, un chico en lo mejor de la vida es asesinado en Madrid sin que nadie mueva un dedo, asuma responsabilidades o tome medidas urgentes. Otro crimen impune, más sangre inútilmente derramada, otro capítulo en esta película de terror sin anuncios en que se ha convertido la realidad madrileña desde hace años. La violencia urbana, atroz e inhumana, no respeta reglas, ni gobiernos, ni instituciones.

Mañana tendremos a los de siempre quedándose en la superficie de todo, buscando una regulación del oficio de “segurata” que no es sino una excusa para no ahondar en lo que de verdad importa: la cultura del alcohol que ahoga las esperanzas de futuro de toda una generación, que inunda las madrugadas en garitos donde sólo existe la ley de la desinhibición, la desvergüenza y el descontrol.

La crónica de tribunales de esta ciudad está llena de casos como éste: familias rotas por terribles asesinatos, reyertas con acero que terminan en muerte. Se ha perdido el concepto de diversión entendida como tiempo de compartir con los demás una amistad; los fines de semana son competiciones de consumo de todo tipo de drogas, legales o no, para acercarse al placer, sustitutivo miserable de una felicidad inalcanzable.

Es en esos ambientes, en antros sin Estado de Derecho ni moral, en salas buscadamente oscuras (sólo quita la luz quien tiene algo que esconder), donde empiezan la mayoría de estas peleas y discusiones que antaño se quedaban en una palabra gruesa o una bofetada, pero que la evolución de la especie humana ha hecho que ahora no puedan acabar de otra forma que en cuchillos, pistolas y muerte. Porque ya se sabe que las personas somos cada día más civilizadas y tenemos más estudios.

Y mientras, los responsables policiales y los políticos locales, para no variar, callados, pertrechados en sus mesas de caoba, indiferentes, ausentes, extraños a lo que debería ser su principal ocupación. “Otro muerto”, y ya está. Mañana vuelve a salir el sol para los vivos. Pero España pierde talentos, esperanzas e ilusiones, corazones y empeños, España se hace pequeña y mezquina consintiendo esta sangría inútil y absurda.

Lunes, 17 de noviembre de 2008.

Etiquetas:editorial