Impresiona, y a la vez tranquiliza, saber que en el mundo hay personas como Aquilino Polaino. A quien el saber no impide, más bien al revés, tener unos principios asentados en su Fe. Principios y valores que defiende casi como un quijote en medio de un mundo que parece haber perdido el norte. Sus respuestas a las preguntas planteadas por DiarioYa.es constituyen un soplo de aire fresco en este ambiente pútrido que ha parido el relativismo moral imperante.
Polaino, que no por casualidad es miembro del Consejo Asesor de este diario digital, es una de las personalidades sobre las que se podría empezar a construir una verdadera regeneración moral en la sociedad española, y nos atrevemos a decir también occidental. Porque su conocimiento exhaustivo y casi absoluto del hombre, en toda su maravillosa complejidad física y mental, le faculta para decir lo que es correcto y lo que no lo es, lo que está asentado en realidades incontrovertibles y lo que no es más que una moda socialmente impuesta.
Su análisis del problema de la ideología de género es, simplemente, incontestable. Polaino ofrece una reflexión serena apoyada, no en presunciones de clara intencionalidad política, sino en la ciencia. Como en aquella célebre comparecencia parlamentaria que luego ha usado la progresía para intentar ridiculizarle; cuando habla el saber, unido a una Fe aliada permanentemente con la Verdad última del ser humano, ninguna campaña de descrédito puede triunfar. Y Polaino sigue siendo la eminencia que siempre ha sido en Psiquiatría y en Medicina.
El liberalismo reformista y el socialismo edulcorado se han quedado sin respuestas ante la evidente crisis de identidad que sufre el Hombre de nuestros días. A ellos sólo les importa el capital y la propaganda. Problemas como el aborto, la eutanasia, ciertas asignaturas de adoctrinamiento ideológico (como EpC) y otros inquietantes desafíos que amenazan a la base de nuestra existencia como sociedad son ignorados por una clase dirigente de la que ya no se fía casi nadie.
Y este diario, que nació para hacerse preguntas sobre aquello que más nos debe importar, que quiere ser un foro permanente para el diálogo sobre lo que nos es común a todos los seres humanos (nuestra dignidad, nuestra condición de hijos de Dios, la hermandad que tenemos la obligación de proteger y proyectar), va a buscar siempre la luz de la Razón y el amparo de la Fe. Si con ello conseguimos que un solo hombre encuentre el sentido de sus días, nos habremos dado por más que satisfechos.
Jueves, 18 de Septiembre de 2008.