Las descalificaciones personales no suelen ser buenas consejeras. Y menos ampliarlas a millones de personas. Toda la campaña de los Clinton y los Obama contra Trump fue de acusarle de machista y loco, y hasta descalifica a sus seguidores llamámdoles homófobos e islamófobos. Mientras, Trump, seguía, como una hormiguíta, convenciendo al pueblo del cambio necesario. Que un triunfador en los megocios podría aportar frescura a una Casa Blanca donde querían volver los Clinton. ¿Otra vez la misma familia? ¿Es que no hay nadie más? Continúe leyendo.
Javier García Isac. Me encuentro aburrido, hastiado, harto, cansado… por más que intento motivarme, el tema de la abdicación no da para mucho más.Continúe leyendo.
Santiago Velo de Antelo: El idioma español, el más grande
Lo que muchos no saben. Hay reconocidos hasta 47 dialectos del español. desde el madrileño hasta el chilote, el andino o el rioplatense y jergas como el cheli. (El idioma más grande del mundo)
Rafael López-Díéguez: Mi carta a Monseñor Sebatian
Imagino los malos momentos que debe estar atravesando a raíz de los comentarios y actuaciones del lobby gay y proabortista. (Carta abierta a Monseñor Sebastián)
Pio Moa: La represión en el bando nacional
Las guerras son situaciones extremas en que los bandos luchan por sobrevivir y no por meros éxitos electorales.(La represión en el bando nacional)
Joaquín Jaubert: Iglesia profética
Que un rabino judío, por mucha importancia que revista su cargo, se pronuncie sobre la bondad o no de Harry Potter le trae al pairo a toda la prensa mundial. (Iglesia prófética)
Juan Manuel Alesson: Alemania Siglo XXI
Hace media hora que el vecino de enfrente me ha cedido el paso con el coche, y sigo todavía sin acabar de creérmelo.Alemania.
Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)
Agosto es, no puede negarse, el mes de las vacaciones para la mayoría de los ciudadanos. A pesar de que la coyuntura económica ha provocado que muchas familias no puedan permitirse ni siquiera unos días de asueto, es impresionante comprobar como en el octavo mes del año las playas vuelven a estar, una temporada más, hasta arriba de españoles y de turistas que buscan sol, mar y descanso para luego poder rendir en el trabajo. Los tiempos cambian, pero por lo que se ve algunas cosas son casi inmutables.
Y sin embargo, desde este diario que ha echado sus raíces en el humanismo cristiano no podemos dejar de alertar sobre una visión excesivamente materialista de las vacaciones, que por desgracia suelen ser un tiempo para ahondar en los vicios en vez de en la espiritualidad. Si durante al año bebemos un día a la semana, en vacaciones es rara la noche en que no llenamos el cuerpo de sustancias nocivas para la salud. Así, el regreso a la rutina no es sólo frustrante por la vuelta al trabajo, sino por el fin de lo que consideramos “una fiesta continua”.
Por si fuera poco, hay matrimonios que entran en crisis porque la convivencia, escasa y trivial durante once meses, se nos hace ahora agobiante y limitadora de nuestras “libertades”, a las que (faltaría más) todos “tenemos derecho”. También en este tema, el lenguaje configura realidades, y cada año es más frecuente que septiembre comience con unas cifras escandalosas de divorcios y separaciones. ¿Qué sucede?, ¿es que la vida humana, tan rica en posibilidades y expectativas, se ha de limitar a esa pobre aspiración personal?
También en vacaciones demuestra el católico que la Gracia de Dios está con él para orientarle en los conflictos y sanar sus heridas de orgullo. Las vacaciones pueden y deber aprovecharse para mejorar como ser humano, para reflexionar, para aprovechar el tiempo libre que tenemos la suerte de poder disfrutar. España es un país que ofrece múltiples posibilidades para enriquecernos culturalmente, para conocer sitios y gentes. Un mes es tiempo suficiente para hacer un análisis crítico de uno mismo, y de cómo es capaz de relacionarse con los demás.
Por eso, resulta especialmente lamentable ver cómo algunos medios de comunicación, seguramente más interesados en engordar sus arcas que en ayudar a construir una sociedad mejor, empujan a un consumismo irresponsable y a un ocio alcohólico y sin reparos morales. Poco va a ayudarnos esa forma de “descansar”. En la austeridad, en el reposo, en el silencio buscado y en la compañía amistosa están las verdaderas vacaciones del alma humana.