Pocas cosas son tan paralizantes, tan contaminantes para una democracia como el intento de amordazar la opinión crítica con el poder. Sin libertad de expresión no hay democracia. Y lo que ha pretendido el CAC al retirar las licencias de radio a las emisoras de Cope en Lérida y Gerona ha sido simplemente acallar una voz libre que configura la opinión pública catalana desde su independencia, con el fin de establecer un monopolio separatista de la comunicación.
Los periodistas que estamos en medios de comunicación, sobre todo aquellos que creemos que el periodismo libre es uno de los ingredientes indispensables en una sociedad plural y en un Estado de Derecho, no deberíamos guardar silencio ante este tipo de atropellos, pensando que son males ajenos y echando una mirada displicente sobre ello. Cuando se pone la mano en la boca de un comunicador se está atentando contra la libertad de expresión de todos los ciudadanos.
La Generalidad catalana se viene caracterizando por comportamientos autoritarios que casan mal (de hecho, son incompatibles del todo) con ese tan pregonado “talante” del que presumen “progres” y nacionalistas. Sus dirigentes, que bebieron de las fuentes del marxismo estalinista en su más tierna juventud, ahora se comportan como lo que son: enemigos de la libertad, contrarios a la pluralidad informativa, censores en el peor estilo. Unos verdaderos liberticidas.
Cada vez que cierra un medio de comunicación, cada vez que el poder político deja su función de gestor de los bienes públicos y se mete de lleno en el de administrador de derechos fundamentales, no sólo se corre el peligro de herir de muerte a la democracia; se corre el enorme riesgo de transmitir a los ciudadanos la idea nefasta, inaceptable, de que es algo normal que las instituciones manejen derechos que son inherentes a la propia persona desde que nace.
Diario YA se solidariza con la Cadena Cope, con su Consejo de Administración y con todos sus trabajadores. Que sepan que este humilde diario digital estará con ellos para defender la razón que les asiste por completo en esta agresión intolerable del Gobierno catalán. Pobre de aquel político que, encerrado en su lujoso despacho, ajeno a la voz del pueblo, pretenda ponerle puertas al campo de la comunicación: sencillamente, no lo conseguirá jamás.
Domingo, 9 de noviembre de 2008.