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Editorial: "Mal año para Rajoy"

Zapatero dijo ayer que, a su juicio, lo mejor del año que está a punto de terminar ha sido su reelección como presidente del Gobierno. Añadió que, aunque estamos en el peor momento de la crisis económica, “saldremos de ella”, y que confiar en España no es ser optimista, sino ser realista. Después afirmó que ETA ha desperdiciado las tres oportunidades que ha tenido de abandonar las armas, y que ya no tendrá más.

Estas tres manifestaciones del actual jefe del Ejecutivo, con ser graves, lo son mucho menos que la absoluta incapacidad que demuestra el principal líder de la oposición para hacer aquello por lo cual ha recibido el apoyo de más de diez millones de personas, esto es, oponerse con firmeza, imaginación y capacidad de ofrecer soluciones creíbles. Las palabras de Zapatero, que son una continua burla a los españoles, resultan aún más agrias, más insoportables, viendo la abulia y la falta de convicción del Partido Popular.

Y ahora que ha llegado el final de 2008, y los medios de comunicación suelen hacer resúmenes y estadísticas, es obligado afirmar que Mariano Rajoy ha tenido una actitud no solamente equivocada, sino de una gravedad infinita en lo que toca al futuro de nuestro país. Cuando la Historia se encargue de juzgar con toda la severidad que merece a Zapatero, debería hacer notar también que enfrente no tuvo a nadie verdaderamente capaz de ilusionar, convencer o movilizar.

Y conste que este diario tiene incluso simpatía personal hacia el líder del PP. Rajoy es una persona respetable, con un curriculum que no todos los políticos pueden presentar y con una bien ganada fama de hombre afable y dialogante, virtudes no siempre presentes en la vida pública. Pero estas cualidades no pueden hacer invisibles sus muchas carencias, y sobre todo, su incapacidad manifiesta para dotar a su partido de una personalidad política, de un rumbo y de una misión.

Se equivoca el Partido Popular insistiendo con el liderazgo de Rajoy. El futuro del partido con sede en la calle Génova pasa inexorablemente por varias derrotas más en las urnas para desembocar en Ruiz Gallardón, la opción “light” del centro-reformismo progresista en que se ha transformado la derecha española. Triste, muy triste, como panorama de presente y futuro; desolador, muy desolador, para millones de votantes huérfanos.

Sábado, 27 de diciembre de 2008.

 

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