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Diario YA


 

Editorial: "Primero De Juana, y ahora Otegui"

Es ciertamente bochornoso saber que el próximo sábado la Justicia española volverá a dejar en libertad a Arnaldo Otegui. Apenas un año y poco de cárcel por un delito de enaltecimiento del terrorismo, es decir, por humillar a las víctimas de ETA, por aliarse con la serpiente y aplaudir a los asesinos. Quince meses, sólo quince de pena por haber vuelto a tomar el pelo al Estado de Derecho. Porque, por mucho que lo diga una ley, un delito como ese no está pagado con tan poco tiempo de prisión.

Otegui no ha hecho otra cosa en su vida que dar cobertura, apoyo y discurso a una banda de pistoleros malnacidos. Ese es su lamentable curriculum vitae, y el pago a tan noble tarea ha sido una vida regalada a costa del erario público (español, por supuesto) y la comprensión y disculpa de la mayoría de los partidos políticos democráticos. Y es que esa es otra de las máculas que tiene el sistema: la cobardía a la hora de llamar a las cosas por su nombre, los complejos hacia todo lo que venga del separatismo vasco y catalán.
 
El pasado 2 de Agosto, el asesino Ignacio De Juana Chaos era puesto en libertad para más gloria del mundo etarra y para regocijo indisimulado de ciertos medios de comunicación afectos al régimen zapateril. El matón de la mirada sucia y desafiante tardó apenas unos minutos para escribir una carta de respaldo a sus compañeros en activo; es decir, el presunto fin de reinserción social que se supone tiene la cárcel ha pasado de largo por De Juana Chaos, que sigue exactamente donde estaba, donde siempre ha estado y donde siempre estará.
 
A Otegui le ocurre lo mismo. ¿Alguien tiene alguna duda de que este personaje siniestro seguirá, durante el tiempo que esté libre, buscando los espacios en blanco de la Justicia para continuar defendiendo a la banda terrorista?, ¿es que alguien en su sano juicio, y con algún conocimiento de la realidad española, puede creer que Otegui, a estas alturas, va a entrar en la senda de la normalidad, dando la espalda definitivamente a la muerte y la sinrazón de los pistoleros de ETA?
 
No todo lo que es legal tiene que ser necesariamente justo. Para las víctimas del terrorismo, que llevan tantos años sufriendo (abandonadas, traicionadas, silenciadas, insultadas) la cobardía de unos y la mezquindad de otros, es un verdadero suplicio ver en la calle a estos dos individuos. Si de verdad queremos que nuestra democracia lo sea, y no se quede en un simulacro patético, es obligado que todos tengamos claro dónde está el Bien y dónde el Mal. Y parece evidente que los rufianes no deben estar entre el común de las personas.

 

Viernes, 29 de Agosto de 2008.

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