Editorial: "Progres en Grecia"
Lo que está ocurriendo en Grecia durante las últimas horas es la viva expresión, la esencia sin aditivos, de la sociedad moderna occidental. La lamentable muerte de un chico de 15 años durante una algarada en la vía pública es utilizado por jóvenes de la extrema izquierda para convertir Atenas, durante varios días, en la ciudad del caos, la violencia y el terror. Con la ayuda, naturalmente, de los medios de comunicación que jalean, disculpan o aplauden a estos aprendices de terroristas.
En primer lugar, hay que subrayar que la cadena de incidentes se ha producido inmediatamente después del fallecimiento del joven, y por tanto, sin que exista aún una versión ni medio rigurosa de los hechos, cuando menos la celebración de un juicio oral o una sentencia. Es decir, son los alborotadores, destrozando el mobiliario urbano y agrediendo a los agentes policiales, los que “investigan” y “juzgan” a su manera. Algo, por cierto, muy en la tradición de la extrema izquierda europea, política y social.
Ayer precisamente, uno de los agentes que han sido llamados a declarar en relación a la muerte del adolescente, aseguró ante la autoridad judicial que el suceso fue totalmente fortuito, y que la víctima recibió el impacto de una bala que había rebotado en el suelo. Si esta versión se correspondiese con la realidad, que pudiera ser, estaríamos hablando de una muerte accidental, es decir, no podría hablarse ya ni de asesinato ni tan siquiera de homicidio imprudente. Pero, en cambio, los vengadores del fallecido han tenido al país al borde del colapso durante, al menos, una semana.
Si despreciable y penosa ha sido la actitud de los alborotadores, verdaderos salvajes que desconocen las facultades propias del ser humano para comunicarse con los demás, casi lo mismo podemos decir del comportamiento de algunos medios de comunicación que, de nuevo, han olvidado la exigencia de veracidad que les impone su función social para entregarse a la ideología dominante: el progresismo.
Los católicos, que nos regimos por la frase bíblica de que “la verdad nos hará libres”, no debemos dejarnos engañar por el ambiente que propicia la cultura de lo políticamente correcto, sino buscar precisamente la verdad de los hechos para poder tener opiniones válidas. Frente a los amigos del caos, la violencia y el terror, nosotros preferimos el orden, la paz y la calma. Cada cual se define por sus actos y por sus palabras.
Jueves, 11 de diciembre de 2008.