Responsabilidad de los medios
Es inevitable que en las redacciones de los medios de comunicación se genere siempre el mismo debate cuando los terroristas comienzan a hacer su llamada “campaña de verano”. Pequeñas explosiones (en ocasiones, no tan pequeñas, por desgracia) que pretenden intimidar a los veraneantes, dar sensación de que siguen ahí (como las serpientes, al acecho de sus víctimas pero escondidas y arrastrándose por el suelo) y sobre todo, conseguir publicidad gratuita. Que los medios de comunicación propaguen sus actos miserables y cobardes para mayor gloria de su nauseabunda organización.
Digo que es inevitable ese debate, y quizá también sea bueno. Porque cada periodista tendrá su opinión, y creemos que en este asunto en concreto nadie tiene toda la razón, o dicho de otra manera, todos la tenemos en parte. Indudablemente, los medios de comunicación estamos obligados a contar lo que pasa, a dar a los públicos información veraz de interés general, y no cabe duda de que el terror de estos malnacidos nos afecta a todos, y por tanto nos interesa a todos también.
Pero no es menos cierto que publicar una noticia sobre una pequeña explosión provocada por ETA en la cornisa cantábrica, o donde fuere, contribuye al fin mismo de ese atentado, que no es otro que conseguir publicidad y notoriedad pública. Si los medios coincidiésemos (no decimos de manera acordada, sino espontáneamente) en no publicar noticias sobre los atentados publicitarios de ETA, quizá conseguiríamos que los asesinos perdiesen toda esperanza de llamar la atención con sus fechorías, y dejasen de hacerlas.
Es un debate difícil. Los medios de comunicación tenemos una enorme responsabilidad social, y no debemos banalizar los efectos de nuestro trabajo. Aunque la democracia protege la libertad de criterio y la disparidad de líneas editoriales en los medios de comunicación, quizá haya casos en que sería bueno que los directores de los medios más importantes hiciesen causa común contra el Mal. Podremos discrepar en muchas cosas, pero todos debemos estar contra el terror. Y estar contra el terror es también luchar contra ETA, aislar a ETA, perjudicar a ETA, en resumen, no “hacerle el juego” a ETA.
Los terroristas han conseguido hoy, un año más, que los medios de comunicación hablemos de ellos y de su tétrica campaña de verano. Por suerte, sin víctimas, ni heridos, ni prácticamente daños materiales. Ahora, no les interesa que haya muertos, porque tienen el referéndum de Ibarreche a la vuelta de la esquina y querrán saber cómo reacciona el PSOE. Lo que sí les interesa es lo que siempre interesa al Mal: que haya personas que tiemblen con sólo nombrarlo.