Editorial: "Terroristas y fascismo"
Se puede ser terrorista de muchas maneras. Los terroristas no van siempre con una pistola en la mano, ni con una bomba lapa. La cultura dominante, que es el buenismo idiota y el analfabetismo por vocación, permite la proliferación de un tipo de terrorismo "light", menos escandaloslo que el otro, pero igual de peligroso. Porque en el fondo, y más allá de las formas, el terrorista lo es porque está convencido de que la violencia es una forma legítima de expresión política; y también está convencido de que la vida humana no vale nada o casi nada.
Ayer, un grupo de sujetos identificados con el separatismo catalán participaron en un homenaje al terrorista de Terra Lliure Martín Marco, que murió en 1979 en un enfrentamiento con la policía cuando iba armado. Como en España se ha perdido la conciencia de lo que es moralmente aceptable y de lo que no, como ya no hay norma ni regla básica que no haya caído víctima del asfixiante relativismo que ha promovido la izquierda y engordado la derecha, cualquier pistolero de vía estrecha es elevado casi a la consideración de "mártir", y quien no participe de su homenaje es automáticamente calificado como "un fascista".
Esta palabra precisamente, "fascista", fue utilizada en varias ocasiones durante el acto de las juventudes separatistas, como si estuviéramos ahora en los años ´30. ¿De qué fascismo habla esta gente?, ¿pero puede haber mayor fascismo que intentar imponer a los demás las ideas propias con la única razón que da tener un arma en la mano?, ¿pero cabe mayor hipocresía que acusar al mundo de "fascista" cuando uno se dedica a homenajear a un individuo que se pasó media vida pegando tiros a personas inocentes para intentar imponer una dictadura proletaria en una "Cataluña libre" que sólo existía en su imaginación?
Pues esto es España hoy. Se reúnen cincuenta individuos con toda tranquilidad para hacer apología del terrorismo separatista catalán, y no sólo no acude ningún agente del orden a ponerlos a buen recaudo, sino que además las personas de bien hemos de aguantar que esta gentuza nos insulte y acuse de crímenes que sólo ellos pueden perpetrar, por su singular condición humana. Y a las víctimas y heridos por Terra Lliure que hay en Cataluña, que les vayan dando, porque si les han atacado sería seguramente por su condición de fascistas. O aún peor.
No es momento de esconderse. Los catalanes de bien, los que saben y sienten que esa región no ha sido nunca ni puede ser jamás otra cosa que una parte importantísima de España, no pueden permanecer en silencio ante este tipo de atrocidades. Nada de cobardía ni de mezquindad. Esta clase de elementos tienen que ser señalados y perseguidos, detenidos y metidos en la cárcel que es el único sitio en el que puede estar; las personas con las personas, y los terroristas con los terroristas. Ya que el Gobierno calla de forma miserable, no cayemos también los ciudadanos.
Domingo, 25 de enero de 2009.