Editorial: "Una salida digna"
Editorial. 29 de mayo. El señor López Aguilar no se sentaría con Txapote en la misma mesa a comer. Mayor Oreja no se sentaría con el asesino de Miguel Ángel Blanco para echar una partida de cartas. Ninguna persona decente se sentaría en una mesa con los que llevan cincuenta años pegando el tiro en la nuca en este país, con los que han utilizado la extorsión, el secuestro, el asesinato, el terror y han sembrado de dolor el corazón de miles de familias españolas.
Pero lo harán. Y nos obligarán a contemplarlo y tratarán de justificar su derrota democrática y su traición a los que sangraron su condición de militar, de concejal, de estudiante, de persona que pasaba por allí...
Los tiempos están cambiando, dirán. Tenemos que aprender a olvidar, sobre todo a olvidar. Sí, el día 7 de junio tenemos una oportunidad única para probarle a Europa y al mundo lo bien adiestrado que está el rebaño español. Ese día, cuando con nuestros votos legitimemos el compadreo de unos y otros, el café de todos ellos con Alfredo Sastre en los pasillos del Parlamento europeo, más vale que nos hayamos olvidado de todo lo que ETA nos ha hecho pasar en estas últimas décadas de la historia de España. Evitaremos, si lo conseguimos, tenernos que vomitar los zapatos.
El día 7 de junio muchos partidos, afortunados, se quedarán sin escaño en Europa. No obtendrán los malditos 267.500 votos que cuesta un eurodiputado. ETA tendrá los suyos. ¿Qué piensan hacer entonces López Aguilar y Mayor Oreja? La inversión aberrante del sentido común en el que democráticamente vivimos aún nos permite divisar una salida digna para cuantos se postulan como eurodiputados españoles: Anular la propia candidatura para no concurrir a las elecciones que ganará ETA. Pero, tranquilos, ningún partido lo hará. Los amigos de Txapote y de De Juana Chaos son unos tipos encantadores en la intimidad.