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Diario YA


 

Editorial, viernes 11 de julio de 2008

Un auto injusto 

Daniel Portero sí representa al hombre andaluz, y no las caricaturas que aparecen en televisión y en algún programa de la radio matutina. Su gracia en el acento se le vuelve amarga cuando recuerda, o le recercan, aquel aciago día en que tuvo que ver cómo unas sanguijuelas de aspecto humano mataban a balazos a su padre. Desde aquel instante, el Presidente de la Asociación “Dignidad y Justicia” lucha para defender la memoria de las víctimas del terrorismo de ETA. Que, en España, es como luchar contra molinos de viento.
 
Porque no es sólo luchar contra la incomprensión de la inmensa mayoría de los políticos. No es intentar explicar que uno no puede sentarse a dialogar con quienes no han sido dotados de la facultad de razonar. No es demostrar que ellos no han variado ni un milímetro sus posturas ni sus métodos mafiosos. Es, además, tener que pelearse con la Justicia, con los tribunales que fueron creados precisamente para castigar los peores delitos en España.
 
El auto de la Audiencia Nacional que afirma que no hay delito en poner a una calle o plaza pública el nombre de un miserable asesino de la ETA, no es solamente un auto injusto. Es, para todas las víctimas del terrorismo, un grave insulto, una falta de respeto inaguantable, un escarnio indecente. Los familiares de las víctimas de ETA saben que jamás van a poder ser ni mínimamente compensados por el sufrimiento que arrastran, algunos, desde hace años. Pero al menos, téngase hacia ellos un gesto de humanidad, una muestra de sincera solidaridad.
 
A Daniel Portero, textos jurídicos como el de las últimas horas ni le sorprenden, ni le van a hacer claudicar en su empeño. Le duelen, eso sí, le duelen mucho. Porque él, en su aparente fortaleza mental y verbal, también tiene un corazón herido que sangra al contemplar la cara de la injusticia. Porque él, que debe mostrarse íntegro para dar valor y entereza al colectivo que preside, seguro que hay días que se pregunta para qué sirve seguir luchando, para qué tantos juicios, tantos viajes, para qué tanto esfuerzo…, si a nadie importa el dolor de los que más sufren.
 
Y sin embargo, Daniel y todas las víctimas del terrorismo deben saber que hay mucha gente que está con ellos. Y algunos medios de comunicación que estamos y estaremos siempre de manera incondicional a su lado. Para decir alto y claro que es una vergüenza que se dicten autos judiciales tan evidentemente injustos como el que acaba de emitir la Audiencia Nacional. Para transmitir una serena esperanza, la que brota de la Fe en nuestro Padre, y de su Justicia verdadera, que nada tiene que ver con la justicia de este mundo. Afortunadamente.

 

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