Amparo Tos Boix. ¡Buena polvareda ha levantado el ministro Wert al defender la educación diferenciada!. En la mayoría de países europeos hay colegios de este tipo, públicos y privados, algunos financiados con fondos públicos.
También en países tan dispares como Canadá, Sudáfrica, Australia, Corea del Sur, EE.UU.,Japón, Egipto… En el Reino Unido 81 colegios de estos están entre los 100 con mejores resultados académicos, y de los 10 mejores solo uno es mixto.
En Nueva York, en un colegio femenino de Harlem obtienen la graduación entre el 96 y el 100% de alumnas, frente al 50% de media en la ciudad. Ha sido elogiado por Hillary Clinton, destacando el papel y
los beneficios de la escuela diferenciada en los barrios difíciles, asegurando que permiten “eliminar el clima de violencia”.
El diario El País publicó en abril del pasado año una entrevista a Anne Moir, neuróloga, doctora en genética por la universidad de Oxford; es autora del libro Brain sex, en el que expone los beneficios de educar a niños y niñas por separado en función de las diferencias neurológicas entre ambos sexos. Dice, entre otras cosas, que “El cerebro de un hombre madura entre los 20 y los 25 años; los cerebros de las mujeres son maduros a los 16 o 17 años.
Opino que ese lento desarrollo determina que poner a los adolescentes en las mismas clases repercutirá negativamente en su desarrollo y empobrecerá la comunicación entre sexos. Me gustaría que los colegios se organizasen de manera científica y no políticamente”.
El Gobierno debiera plantearse ofrecer a los padres, también en la escuela pública, la libre elección de la educación diferenciada.