Redacción. La Constitución de Estados Unidos no especifica cómo investir a un presidente, solo establece que la persona elegida debe prestar el “juramento al cargo”, y tampoco exige jurar sobre la Biblia, aunque la mayoría de los presidentes si lo han hecho desde que George Washington lo hiciera por primera vez en 1789. Solo tres presidentes no han mantenido esta tradición.
Cada cuatro años el presidente de Estados Unidos jura defender la Constitución con una Biblia, desde que George Washington lo hiciera hace 224 años, el 20 de abril de 1789, en el Federal Hall de Nueva York, estableciendo el precedente de besar la Biblia después del juramento. Así se mantuvo la tradición hasta que Franklin Pierce la rompió en 1853 poniendo su mano izquierda sobre la misma, en lugar de besarla.
Fue también George Washington quien introdujo la frase “que Dios me ayude” en el juramento constitucional y muchos presidentes lo han hecho después en el suyo, incluido Obama.
Aunque pocos presidentes estadounidenses han sido católicos, como John F. Kennedy, la mayoría han realizado su juramento constitucional con una Biblia, a excepción de tres presidentes que no la han tenido presente en la toma de posesión, John Qunicy Adams, quien juró sobre un tomo de derecho; Theodore Roosevelt que no utilizó ningún libro en su primera toma de posesión de 1901, y Lyndon Johnson, quien se vio obligado a utilizar el misal católico de John F. Kennedy durante un juramento organizado apresuradamente a bordo del Air Force One con rumbo a Washington, después del asesinato de Kennedy en Dallas, el 22 de noviembre de 1963. Ahora Obama, presidente no católico, jura no con una, sino con tres Biblias.
Por otra parte, fue Franklin D. Roosevelt quien comenzó la tradición de asistir a un servicio religioso matutino el día de la toma de posesión en 1933.
En España, a pesar de la oficial aconfesionalidad del Estado, siempre están presentes en la toma de posesión de altos cargos el crucifijo y la Biblia, aunque el protocolo al respecto, regulado mediante el Real Decreto 707/1979, aprobado el 5 de abril de 1979, no dice que deban estar, pero están. El protocolo de la Casa Real lo impone y ningún gobierno lo ha impedido.