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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

FECHAS QUE PASAN DE PUNTILLAS

El 20N y la desaparición de Primo de Rivera, Durruti y Franco

Manuel Parra Celaya. Si repasamos un calendario actual, observaremos que casi todos los días del año están dedicados a una determinada celebración, de más o menos carácter abstracto, como si la religión secular anduviera empeñada en competir con el santoral cristiano en la sana intención de llevar a la reflexión al ciudadano. No digo yo -Dios me libre- que todas las fechas propuestas tengan un carácter de inanidad galopante, pero sí me permito dudar de la eficacia en cuanto a tal supuesta reflexión. Vean, como ejemplo, qué se ha celebrado en el mes de noviembre: día 9, Día del Inventor Internacional; día 10, Día Mundial d la Ciencia al Servicio de la Paz y el Desarrollo; día 11, Día Mundial de la Diabetes; día 15, Día Internacional para la Tolerancia; día 16, Día Mundial en recuerdo de las Víctimas de los Accidentes de Tráfico; día 18, Día Europeo del Uso Prudente de Antibióticos; día 19, Día Mundial de la Enfermedad Pulmonar de Obstrucción Crónica; día 20, Día Mundial del Niño y, a la vez, Día Mundial de la Industrialización de África…
 En cuanto a las efemérides, da la impresión, por el contrario, que el peso inapelable de la amnesia histórica ha caído sobre ellas; me pasa por la cabeza si se trata de una maniobra para seguir convirtiendo a los seres humanos en puros entes de presente, en exclusiva, o si es algo parecido a la memoria histórica en cuanto a silenciamiento y tergiversación de la verdad.
 Con referencia a estas dos últimas sospechas, me llama la atención que, hace escasamente cinco días, ha pasado sin pena ni gloria para la inmensa mayoría una fecha marcada por la desaparición de tres personajes, muy distintos e incluso contradictorios entre sí, pero de indudable peso en la historia de España: José Antonio Primo de Rivera (fusilado en Alicante el 20-XI -36), Buenaventura Durruti (el mismo día, muerto en el frente de Madrid) y Francisco Franco Bahamonte (fallecido de muerte natural el 20-XI-75). Como se me da un ardite aparecer públicamente como políticamente incorrecto, me voy a permitir una breve glosa de estas figuras históricas, que, independientemente de simpatías o antipatías, merecen un recordatorio.
 Empecemos por el último, que es aquel cuya sola evocación suele levantar más fervores o rechazos en nuestros días ¡a los treinta y ocho años de su muerte! Baste decir de Franco que ganó una guerra, gobernó como autócrata o dictador, si se quiere, durante casi cuarenta años, fue el artífice de la creación de una clase media y, bajo su mandato, España se situó en el noveno lugar mundial de las naciones industrializadas.  Dice don Enrique de Aguinaga, catedrático emérito de la Complutense, que, dentro de cincuenta años, los manuales de historia lo definirán así: General que, tras una guerra civil de tres años y una gobernación de treinta y seis, restauró la monarquía en la dinastía borbónica y en la persona de don Juan Carlos de Borbón y Borbón.
 Buenaventura Durruti fue el paradigma del revolucionario de su época, y, precisamente por este carácter, fue expulsado de la UGT en 1917, tras la huelga revolucionaria; afiliado a la CNT e inclinado a la tendencia faísta, participó en atracos y atentados, tanto en España como en Argentina y en Chile; de vuelta a España, sería deportado a Guinea y a Canarias, tras su participación en las huelgas de Fígols, en 1932 y 1933. Estallada la guerra civil, se convierte en caudillo combatiente sin perder su afán de lograr una revolución social, y, como se ha dicho, muere en Madrid, al parecer por una bala disparada desde su propio bando.
 José Antonio Primo de Rivera, joven abogado de 33 años que renuncia a su vida profesional y a su pasión intelectual por un patriotismo crítico que quizás arranca de Quevedo y desemboca en Unamuno, es admirador de ortega y de Ors. Funda Falange Española, con la pretensión de encontrar una ideología que sirva de puente entre los valores que defiende la izquierda -acaso la representada por Durruti- y las creencias que defiende la derecha -quizás la representada por Franco-. Valgan como epitafio las últimas palabras de su testamento: Ojalá fuera la mía la última sangre española que se vertiera en discordias civiles. Ojalá encontrara ya en paz el pueblo español, tan rico en buenas cualidades entrañables, la Patria, el Pan y la Justicia.
 Aunque solo fuera porque nuestros escolares supieran un poco de historia de España, sin apasionamientos anacrónicos de filias y fobias de los políticos que no vivieron aquella terrible guerra civil, habría valido la pena que la fecha del 20 de noviembre hubiera adquirido en España cierta categoría, aunque fuera una simple mención en las telediarios.