Miguel Massanet. Decía Baltasar de Gracián, en su “Oráculo manual”: “No hacer negocio del no negocio”. Y a nosotros, pobres ignorantes, nos parece que eso a lo que se ha dado por llamar “el banco malo” no nos parece otra cosa que un “no negocio” o, si lo prefieren, un mal negocio. Aclaremos las cosas, para los bancos en apuros con balances supervalorados en la partida de sus balances correspondiente a inmuebles procedentes de la llamada Burbuja Inmobiliaria, puede que sea positivo, que los descargue de un peso muerto que, de otra manera, les sería difícil liquidar en muchos años; constituyendo una espada de Damocles, siempre pendiente sobre la credibilidad de la solvencia de aquellas entidades en las que pudiera persistir un activo inmobiliario, evidentemente, súper hinchado respecto a los actuales precios de mercado de viviendas, locales, terrenos y promociones inmobiliarias.
Esta Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria o, simplemente Sareb, parece que se va a quedar con los llamados activos tóxicos de la banca española (viviendas, promociones, créditos y, sobre todo, suelo). Con ayuda de la consultora Oliver Wytman, comprará al resto de entidades financieras sus peores activos inmobiliarios, valorados en más de 100.000 euros, previa retasación. Es decir que, todas aquellas entidades que pretendan conseguir ayuda pública, previamente deberán traspasar sus activos tóxicos, incluidos créditos de más de 250.000 euros, a Sareb. Hasta aquí podemos entenderlo: los bancos, como suele ocurrir, siempre tienen a alguien que les ayuda a evitar asumir las consecuencias de sus errores aunque, en este caso, sea a costa de una pérdida que puede rondar el 50% del valor contabilizado del activo inmobiliario del que se trate. Nada de extraordinario, porque la pérdida ya se había producido a causa de la evolución que, en la calle, han experimentado el precio de las viviendas, locales, urbanizaciones etc. Sólo que, de esta forma, consiguen liquidez inmediata a cargo del Sareb, lo que les ayuda a paliar la falta endémica de liquidez a causa de las provisiones que se les ha obligado a realizar para compensar la minusvalía latente de las cuentas de inmobilizado de sus balances.
Pero lo que no conseguimos entender, lo que no sabemos es en lo que podrá influir esta operación en todas aquellas sociedades, particulares o constructores que dispongan de un stock de viviendas en existencia para ofrecer en venta. Es obvio que, el sector de la construcción, si es cierto que existe en España una cantidad de viviendas nuevas en oferta de más de 800.000, hay quien la aumenta a 1.000.000; las posibilidades de que se active su actividad en los próximos años dista mucho de ser halagüeña. Sin embargo, si la finalidad de la gestión del llamado Banco Malo es la de poner en venta todos los inmuebles de los que se habrá hecho cargo, procedente de los valores tóxicos de la banca, nadie puede poner en duda de que, en un corto espacio de tiempo, van a salir multitud de ofertas a bajos precios y, seguramente, con grandes facilidades de financiación; que van a inundar el mercado de tal modo que, los particulares y empresas promotoras o constructoras privadas, van a verse en graves apuros para poder sacarse de encima sus propios inmuebles.
Si, ahora, todo aquel que tiene interés en comprarse una vivienda y acude a un constructor o promotor privado o una sociedad de construcción, que no esté relacionada con el sector bancario, ya tiene insalvables problemas cuando pretende conseguir una hipoteca sobre el inmueble en cuestión, debido a que, cajas y bancos, se niegan a concederlos, si no es en el caso de que el piso adquirido sea uno de los que tienen acumulados en sus propios stocks. Ya pueden ustedes imaginarse lo que va a suceder cuando se produzca la oferta masiva que, , se va materializar cuando el Banco Malo saque, por medio de las sociedades que se hagan cargo de la comercialización de las viviendas que hayan comprado a los bancos, un chorro de viviendas a precios reducidos y con el añadido de que, con toda seguridad, el presunto comprador, tendrá todas las facilidades para constituir hipotecas en inmejorables condiciones a costa de aquellos bancos que se desprendieron de tan pesada carga.
Lo que más preocupa es que, a diferencia con lo que le ocurre a una sociedad constructora, a un particular o a una promotora, el Banco Malo no tiene la menor prisa en conseguir beneficios de su actividad, ya que puede esperar tranquilamente a que se vayan vendiendo los inmuebles que haya adquirido sin pretender obtener beneficios inmediatos ya que, en sus previsiones, no se esperan hasta de aquí a 15 años; sin que ello signifique ningún inconveniente para que pueda seguir con su funciónd de reventar el mercado inmobiliario. Qué esto puede favorecer que la gente con menos recursos pueda adquirir viviendas. No hay duda de que sí. Que esta inyección de liquidez podrá adelantar la concesión de créditos a industrias y empresarios a causa de la mayor liquidez de las entidades bancarias. Esto ya es harina de otro costal porque, por si no lo saben, hoy en día la deuda pública es la que se lleva la parte del león en las inversiones bancarias, de modo que se calcula en casi un 90% la cantidad de dinero que los bancos le prestan al Estado mediante compra de la deuda pública.
De momento, que sepamos, aparte de que se pueda incrementar algo la venta de viviendas; algo más que discutible si tenemos en cuenta que estamos con casi 6 millones de parados en España y los que tienen trabajo, aunque quisieran comprar viviendas porque las ofertas sean tentadoras, se lo van a pensar cien veces antes de hacerlo si se tienen en cuenta las negras perspectivas que se nos anuncian; ya no se trata de que haya presuntos compradores o no, es que hay muchas personas que no quieren comprar a ningún precio y prefieren guardar sus ahorros para el caso de quedarse sin trabajo o que la crisis se incremente y sea preciso acudir a la hucha para atender a las necesidades más perentorias. Sin ayudas por parte del Estado, con un IVA de un 21%, y los gastos inherentes a la compra de un inmueble, pocos trabajadores se dejarán persuadir por la ganga si, además, como ocurre en el caso de la mayoría de ciudadanos, se tiene que acudir a una hipoteca, lo que significa que, el verdadero propietario de la vivienda, es la entidad financiera que ha concedido el préstamo hipotecario.
A mi me huele, señores, que esto de Banco Malo sólo se trata de una hábil maniobra para convertir una aparente solución para los bancos en crisis, en un negocio encubierto que, posiblemente, tendrá sus efectos positivos, en forma de abundantes ganancias, para todas aquellas entidades que, lejos de amilanarse por el nombrecito que se le ha dado, se han apresurado a invertir dinero en el nuevo ente. A mi no me parece que si: el Banco de Santander, Caixabanc, el Deutsche Bank alemán o el Barklays Bank inglés, mas Iber Caixa, Bankinter etc. todas ellas entidades privadas, han invertido dinero en el SAREB, lo hayan hecho por mero espíritu filantrópico, sino porque se han olido que, bajo tan poco atractiva denominación, se esconden grandes posibilidades de hacer un buen negocio. Lo que faltará ver es si, el dinero que el FROB va a invertir en esta operación, dinero de los impuestos de la ciudadanía, va a servir para que los bancos empiecen a conceder créditos a las empresas y particulares, para que todos los beneficios no se queden, como siempre, en manos de los banqueros. O esta es, señores, mi preocupación en estos momentos.