Redacción Madrid. 7 de mayo. El BCE ha decidido poner toda la carne en el asador para hacer frente a la crisis. EL Consejo de Gobierno de la autoridad monetaria europea anunció este jueves una batería de medidas sin precedentes para reactivar la economía y favorecer que el crédito fluya. Para conseguirlo, volvió a recortar el precio del dinero en un 0,25% hasta situarlo en el 1%, el nivel más bajo de la historia y sugirió veladamente que esa cifra podría no ser el suelo para los tipos de interés en la eurozona. Pero no fue la única decisión. El BCE anunció dos medidas no convencionales con las que se venía especulando desde hace semanas: el incremento del periodo para que los bancos devulevan el dinero prestado desde los seis hasta los 12 meses para favorecer que el crédito fluya y la compra de bonos denominados en euros -deuda emitida por los bancos de la eurozona- por importe de 60.000 millones.
Además, el Banco Europeo de Inversiones se convertirá en un miembro más en las operaciones de política monetaria del Eurosistema desde el 8 de julio. El presidente del BCE, Jean Claude Trichet, aseguró que el objetivo de las medidas es animar a los bacos a que "mantengan y aumenten" el ritmo de concesión de crédito a los clientes, ayudar a mejorar la liquidez de en importantes segmentos de los mercados de deuda y facilitar las condiciones de financiación para bancos y empresas.
La esperada bajada de los tipos de interés sitúa el precio del dinero en la eurozona en el nivel más bajo de la historia. Desde octubre de 2008, los tipos han bajado un 3,25% y ya no se descarta que puedan seguir haciéndolo. Trichet fue cauto al afirmar que el Consejo de Gobierno no decidió en esta reunión que el nivel del 1% no pueda reducirse en el futuro, lo que podría entenderse como una sugerencia implícita de,que, si es necesario, el BCE volverá a bajar el precio del dinero, y recordó que, aunque la economía ya no está en caída libre, tras los malos datos del primer trimestre -peores de lo esperado- la crisis sigue siendo "severa". Trichet, quien afirmó que las previsiones que el BCE publicará en junio sufrirán una revisión a la baja, señaló que los últimos datos apuntan a una estabilización de la economía en "niveles muy bajos", por lo que el crecimiento seguirá siendo negativo, aunque no tanto como en el primer trimestre. La demanda doméstica y exterior continuará "muy debil" durante este año y sólo empezará a recuperarse "gradualmente" a lo largo de 2010, mientras que el mercado de trabajo continuará debilitándose en los próximos meses
Los riesgos para este escenario de débil recuperación vendrían de un mayor impacto de las turbulencias financieras, del aumento del proteccionismo y de una corrección desordenada de los desequilibrios globales. Desde el punto de vista positivo, la bajada de precios del petróleo, junto con las medidas de impulso económico, podrían mejorar el panorama.
SIN PRECEDENTES
Trichet, quien reconoció que el ritmo de concesión de créditos se ha reducido, apuntó además que, aunque los precios continuarán cayendo y se situarán en tasas negativas durante algunos meses a medidados de año, no existe riesgo de deflación, ya que se volverá a tasas positivas al final del ejercicio..
El presidente del BCE, quien recordó que las medidas adoptadas por el eurosistema desde septiembre de 2008 para hacer frente a la crisis no tienen precedentes en su naturaleza, alcance y calendario, afirmó que, una vez que mejore la coyuntura económica estas medidas se disolverán para que la inflación no se dispare e incidió en la importancia de silenciar el "ruido" producido por algunos sectores en torno a un eventual incremento de la inflación en el futuro.
Trichet insistió además en la importancia de que los Estados se comprometan de forma creíble a sanear sus cuentas para cumplir cuanto antes con el Pacto de Estabilidad, y aceleren las reformas estructurales para mejorar la competitividad de los mercados de trabajo y poductos, facilitando un marco adecuado de fijación salarial y la movilidad de los trabajadores.
Las medidas no convencionales aprobadas por el BCE, decididas de forma unánime por todos los miembros del consejo tras una intensa discusión serán concretadas en sus aspectos técnicos en la reunión del Consejo de Gobierno de junio. Trichet se limitó a afirmar que la decisión de optar por la compra de bonos denominados en euros -un producto muy utilizado por los bancos alemanes- y no otros activos, se debe a que este mercado se ha visto especialmente afectado por las turbulencias financieras, ya que, según afirmó, las decisiones se adoptan teniendo en cuenta el interés del conjunto de la UE y no de determinados países.
Trichet se refirió también a la posibilidad de seguir el modelo estadounidense de los stress test, para controlar el estado de las cuentas de las entidades financieras y se limitó a a firmar que confíán en la "extrema vigilancia" de las autoridades de supervisión nacionales.
Por su parte, el vicepresidente del BCE, Lucas Papademos, admitió que el uso de los avales del Estado a la banca no está siendo todo lo elevado que se preveía, aunque ya se han emitido garantías por importe de 300.000 millones que se suman a inyecciones de capital directas por importe de 110.000 millones de euros.