Joseph MacMillan. Un lobby gay catalán ha solicitado al fiscal general del Estado que abra diligencias contra el cardenal electo Fernando Sebastián por unas declaraciones en las que, según el lobby, el cardenal se refirió a la homosexualidad como «una deficiente sexualidad que se puede normalizar con tratamiento».
En realidad, la frase auténtica está en la entrevista que el diario Sur, de Málaga, publicó, en la que el arzobispo emérito de Pamplona afirmaba: "digo que la homosexualidad es una manera deficiente de manifestar la sexualidad, porque ésta tiene una estructura y un fin, que es el de la procreación”. Y añadía: “El señalar a un homosexual una deficiencia no es una ofensa, es una ayuda porque muchos casos de homosexualidad se pueden recuperar y normalizar con un tratamiento adecuado".
Intento en vano ver qué hay de delictivo en las palabras del cardenal. Mientras algunos homosexuales aseguran que su situación es libérrima e irreversible (lo cual debería ser demostrado científicamente), e incluso que están felices de ella, otros muchos podemos opinar y manifestar sin cortapisas - en un estado de derecho nos encontramos - todo lo contrario; francamente, no veo dónde está el problema, aparte del deseo de obligar a los demás a pensar como ellos quieren.
Cada cual es libre de pensar lo que desee, en un sentido o en otro, y quienes no aceptan y vetan opiniones opuestas a las suyas sobre una determinada realidad, muestran la raíz totalitaria de sus pensamientos y acciones. Si seguimos por esta senda de imposición, dentro de poco en España - la libre, la tolerante, la democrática - no se podrá hablar ni siquiera de fútbol...
Noticias relacionadas