El Centro Europeo de Derechos de los Gitanos denuncia discriminación a los refugiados de Ucrania
El Centro Europeo de Derechos de los Gitanos (ERRC Estas son sus siglas en inglés), ha denunciado que en todas las fronteras de los países donde se acogen refugiados se les hace esperar en colas muy largas de muchos kilómetros sufriendo las inclemencias de un tiempo de frio infernal. Colas interminables que no hacen los refugiados “gachés”. “Los gitanos siempre son los últimos en salir del país”, afirmó Jovanovic”.
Béla Rácz es miembro de la Conferencia Permanente Gitana, una organización húngara de debate e ideas que se ocupa de la minoría gitana de su país. Béla Rácz que ayuda a los refugiados romaníes que llegan a Hungría, dijo que durante los tres días que su organización pasó en la ciudad fronteriza de Zahony, en el este del país, los gitanos fueron victimas de la desconsideración de la policía tanto ucraniana como húngara. Los refugiados llegaron a la frontera en autocares distintos —en uno los gitanos y en otro los “gadchés”—. La policía ucraniana había dispuesto esa forma de traslado. Pero lo más grave del caso es que, según atestigua Béla Rácz, “las madres gitanas fueron controladas por la policía húngara muchas veces, pero las madres no gitanas no”.
Jaroslav Miko, al frente de una ONG que ha transportado a más de 100 refugiados romaníes desde la frontera entre Ucrania y Eslovaquia hasta la República Checa, aseguró que había visto “discriminación de los romaníes entre los voluntarios que recogían a la gente en la frontera”. Afirmó, como ejemplo, que los voluntarios recogían a algunos refugiados en vehículos y los trasladaban a otros lugares, pero que a las familias romaníes se rechazaba brindarles ayuda. Así lo confesó a Inter Press Service (IPS) que es una agencia mundial de noticias, comprometida con el ejercicio de periodismo independiente y especializada en reportajes analíticos sobre procesos y acontecimientos económicos, políticos, sociales, artísticos y culturales. Los reporteros de IPS han dado fe de la marginación que sufren los refugiados gitanos.
Estoy seguro de que la inmensa mayoría de los ciudadanos españoles nos conmocionamos cuando vemos las imágenes dramáticas que nos ofrecen las televisiones. Ciudades arrasadas por las bombas, hospitales, iglesias y escuelas convertidas en escombros. Madres destrozadas con sus hijos en brazos buscando refugio contra el fuego y la metralla de llueve desde los aviones. Y me digo que el corazón de los ciudadanos rusos no puede ser tan duro como para no conmoverse ante tanto dolor. (Pero esta es otra faceta de las guerras que se ganan o se pierden primero en los medios de comunicación. Ya me ocuparé)
A mí me ha emocionado hasta las lágrimas contemplar la imagen de una mujer gitana mayor, cuya petición la expresa con este simple lamento: "Todo lo que necesitamos es algo de beber y pan seco. Lo principal es que toda la familia esté junta".