Josemaría Tovar Barge. La expresión se ha puesto de moda entre políticos y tertulianos: \"el chocolate del loro\". Y siempre para referirse a tal o cual recorte que conllevan, a su modo de ver, un ahorro pequeño para las arcas públicas.
Sin necesidad de irnos muy lejos, hoy mismo en \"El Mundo\" puede leerse que el principal partido de la oposición ha considerado que el ahorro de 10,5 millones de euros en los próximos dos años como consecuencia de la reducción del número de coches oficiales del Estado \"no tiene ninguna consecuencia desde el punto de vista económico y no parece relevante\".
También puede leerse, esta vez en \"El País\", la información sobre un estudio de Fundación La Caixa sobre la repercusión social de la crisis. En ella se expone como \"en uno de cada cinco hogares en los que todos sus integrantes están en el paro vive una persona mayor de 65 años, cuya pensión es un recurso de supervivencia”.
El Consejero de Asuntos Sociales del Gobierno de Navarra explicó ayer que, en lugar de destinarlos a patrocinar a Osasuna, su departamento ha empleado en otras prioridades 1,4 millones de euros. En concreto, dicha cantidad se ha invertido en empleo social, ayuda a parados sin prestaciones, a familias sin medios y a mantenimiento de centros para discapacitados. Con todo ello se han beneficiado 1.213 personas; todas con ojos, caras, manos, nombre y apellidos.
No se si a estas alturas alguna cifra puede considerarse el chocolate del loro; quizá dependa desde donde se mire, si desde arriba o desde abajo. Quizá algunos necesiten convertirlo a pesetas (1euro=166,386 pesetas). O quizá necesitemos dar un paseo por las salas de espera de Cáritas. Que cada cual saque sus conclusiones. De lo que estoy seguro es que hay muchas familias en España que desearían poder comer chocolate aunque tengan que compartirlo con el loro.