El consenso educativo: ¿Avance o retroceso?
Mar Hurtado*. Asistimos a un nuevo paso del Gobierno en su objetivo de imponer a toda la sociedad su concepción del mundo, la vida o de la persona. En esta ocasión, en forma de pacto educativo, ofrecido a la oposición como manzana envenenada, que sólo pretende que el Partido Popular asienta y no reforme en el futuro los puntos principales que el PSOE ha introducido en la LOE. Parece que los populares están a punto de picar.
Durante el inicio de la transición en España, se llevó a cabo el primer pacto educativo. El pacto de entonces consistió en intentar complementar derecho a la educación y libertad de enseñanza. Los dos sectores ideológicos tuvieron que ceder en algo para llegar a un acuerdo. Como si de términos excluyentes se tratara, el concepto de derecho a la educación y todo lo que conllevaba: universalización de la enseñanza, gratuidad, obligatoriedad… se lo apropió la izquierda y la libertad de enseñanza, libertad de creación de centro, libertad de los padres para escoger la educación moral o pedagógica ,etc. quedó reservado para la llamada derecha “sociológica”. Fue un error, ya que a lo largo de las diversas legislaturas la izquierda ha ido endureciendo sus leyes educativas y la derecha ha ido aceptando y asumiendo los despropósitos educativos impuestos por la izquierda, de tal manera que esta ha logrado la hegemonía absoluta en el campo educativo y en su deshumanizado concepto de persona ante la pasividad culpable de la derecha.
Las consecuencias son evidentes: el derecho a la educación queda en entredicho, ya que si bien es cierto que la escolarización en la etapa obligatoria queda garantizada, también es cierto que los niveles académicos con los que egresa un alumno están por los suelos, de igual manera que están por las nubes los niveles de abandono o fracaso escolar. Con lo referente a la libertad de enseñanza el tema está mucho peor: se niegan conciertos a colegios con proyectos pedagógicos que incluyen educación diferenciada; los padres no pueden escoger centro educativo para sus hijos en la educación pública, ya que el ideario de centro o “carácter propio” simplemente no existe y el colegio público al que se puede acceder pasa por cumplir unas condiciones de renta y proximidad determinadas, en lugar de ofrecer un ideario donde poder elegir; se niega la posibilidad de estudiar las asignaturas en español, o de emplear nuestra lengua en los recreos en algunas partes de España, donde por culpa de unos pocos, se priva a todos de este derecho y este deber; otro tema que afecta a la libertad de enseñanza de lleno es la intromisión inadmisible en la tarea educadora de los padres, me refiero por supuesto a Educación para la ciudadanía, esta asignatura adoctrinadora envenenada de relativismo, positivismo e ideología de género, entre otros, que el gobierno de Zapatero ha conseguido inyectar en nuestro maltrecho sistema educativo. Otra amenaza para la educación moral e ideológica de nuestros hijos que atañe por tanto a la libertad de enseñanza se acaba de aprobar en el Congreso no hace muchos días, la educación sexual obligatoria en los colegios incluida en la Ley del aborto, en la que hay que estudiar seriamente en qué contenidos concretos se plasmará en el currículo.
Ante este desolador panorama educativo, no ya sólo por los niveles académicos, sino por cuestiones de fondo importantes como las que he comentado, los principales partidos se plantean un pacto educativo. Unos para apuntalar una vez más su “avance”, los otros, como siempre, buscando un consenso que justifique sus posiciones sin preocuparse lo más mínimo en velar por la defensa de los intereses de sus votantes. Por ejemplo, de todos es sabido la beligerancia inicial del PP contra la LOE , que ha acabado con la sumisión actual al acuerdo propuesto por el PSOE. Los temas que pretenden debatir no incluyen cuestiones ideológicas tan importantes y que tanto demanda la sociedad española. Se excluyen algunas tan trascendentes como la EpC, puerta de entrada de la futura educación sexual obligatoria, la importancia de un curriculo común para todos los alumnos españoles, el aumento de contenidos en Humanidades, la posibilidad real de los padres de poder elegir en libertad la educación que consideran idónea para sus hijos, la conculcación del derecho de hablar o estudiar en español en el colegio, entre otros. Y todo esto, se tendrá que llevar a cabo contando con todos los agentes educativos implicados, no se puede restaurar el principio de autoridad al profesorado, si ni siquiera se le va a tener en cuenta a la hora de confeccionar un acuerdo.
Habría que recordar a los futuros firmantes del pacto, que lo importante del mismo no será que “se ha conseguido un amplio consenso” o que “nos hemos sentado a dialogar”, no señor Gabilondo. Si verdaderamente se busca el bien común para los estudiantes españoles en este caso, resuelvan las cuestiones nucleares en la educación en España, que son muchas . Mientras que el espíritu de cualquier reforma educativa no contemple una concepción del hombre respetuosa con su propia naturaleza, una educación que busque el crecimiento interior de la persona y su dimensión trascendente y no sólo sus competencias o habilidades, mientras que no se respete plenamente el principio de subsidiariedad en cuestiones educativas, en definitiva, mientras no se entienda la ecuación como medio para que cada persona encuentre la auténtica libertad, cualquier pacto educativo sólo servirá para empeorar las cosas, por muy consensuado que sea.
Es preciso que la educación deje de usarse como arma arrojadiza frente al partido de la oposición de turno, de crear un sistema educativo sano y de calidad que esté por encima de colores políticos y por el contrario se centre en buscar lo mejor para los alumnos y la sociedad que constituirán en el futuro.
Una vez más, no se puede cifrar el éxito del pacto educativo en conseguir “el máximo consenso” o un “diálogo productivo” y demás tópicos actuales, que están completamente vacíos de contenido. Por favor, la reforma del sistema educativo es necesaria y urgente, no la utilicen de manera electoralista o partidista, nos jugamos mucho en ello, y ustedes son muy conscientes de ello, ¿verdad?
*Responsable de Asuntos Sociales de AES