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Según el estudio de un grupo de científicos australianos de la Universidad de Western

El consumo de píldora anticonceptiva en la adolescencia causa hipertensión en la madurez

Redacción. En Australia, un grupo de científicos de la Universidad de Western acaba de publicar un estudio en el European Journal of Preventative Cardiology  en el que se muestra que han descubierto que las mujeres que consumen píldoras anticonceptivas en su adolescencia, corren riesgo de sufrir hipertensión, conocida como el "asesino silencioso", cuando lleguen a la edad adulta.

Así lo señala ACI prensa que publica como el grupo de investigadores australianos encabezados por el Dr. Chi Le-Ha en base a un estudio realizado con varias chicas jóvenes que habían consumido pastillas anticonceptivas durante un corto espacio de tiempo, ya presentaban unos niveles de presión arterial más alto que otras adolescentes que no habían tomado nada.
 
Por ello, los científicos han deducido que "es probable que afecte de manera significativa el riesgo tanto de enfermedad isquémica del corazón como de derrame cerebral cuando estas mujeres lleguen a su edad adulta".
 
La hipertensión arterial es conocida como el "asesino silencioso", porque es una enfermedad que raramente presenta síntomas, pero que poco a poco genera una mayor presión en los vasos sanguíneos y en el corazón.
 
Los médicos encontraron también que entre los adolescentes varones, la presión arterial alta se encontró significativamente asociada con el Índice de Masa Corporal, la ingesta de sal y el consumo de alcohol.
 
Como ha avisado el Dr. Chi Le, "los adolescentes necesitan ser conscientes de que un estilo de vida que predispone a la obesidad, el consumo elevado de sal y el consumo de alcohol, pueden conducir a una serie de consecuencias adversas para la salud cuando se llega a la vida adulta".
 
Los investigadores indican en su estudio que "los hábitos de vida establecidos durante la adolescencia pueden afectar en la adultez negativamente a la presión arterial y contribuir a las diferencias de género en el riesgo cardiovascular".
 
En definitiva, una modificación de algunas conductas específicas tanto en hombres como en mujeres, puede ayudar a prevenir la hipertensión adulta.