Manuel Morillo. 5 de enero. Si no es razones económicas, como demuestran los estudios, ¿cuál es la causa de que muchas de las películas de la Industria contengan contravalores?. Quizá debamos fijarnos en las características personales de los dirigentes de la misma y el origen del capital que la financia.

Un miembro del público general podría suponer que Hollywood produce películas que atacan el derecho natural porque tienen más éxito entre la gente y son las que más ganancias consiguen para los productores.

Pues no es así, según revela un estudio hecho por The Dove Foundation recogido por "Our Sunday Visitor", (21/3/99).

Este grupo analizó las películas producidas durante un periodo de diez años, entre 1988 y 1997, unas 2.380 en total. Encontraron que la mayoría son de categoría «R», es decir, con lenguaje y contenido sexual tal como para ser sólo para adultos.

Sin embargo, las películas que más fondos generaron para los estudios fueron los de la categoría «G», es decir idóneas para todos, incluso los niños.

Durante este período de diez años el 55% de las películas fueron del tipo R y sólo el 3% del tipo G. No obstante, las de la categoría G rindieron ocho veces más ganancias que las de la categoría R y dieron un rendimiento de casi el 80% más sobre los fondos invertidos comparado con las películas del tipo R.

El jefe de la Fundación Dove comentó que «si el objetivo de las corporaciones de Hollywood fuera la producción de dinero para sus inversionistas, no tendrían ninguna dificultad en convencer a los
productores creativos a orientar sus esfuerzos de las películas R a las del tipo G».

El cine es un gran agente socializador y creador de modelos, y en amplias capas de población marca la pauta, no solo en modas sino también en actitudes.

Esto bien lo saben ciertos grupos de poder y es muy significativo ver que entidades están detrás de las productoras como propietarios y cual es el apellido de sus dirigentes y sus posiciones ideológicas.