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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

La revista Mundo Negro es la referencia informativa para el Ministerio de Asuntos Exteriores

El día en que Africa despierte, el mundo enmudecerá

P. Manuel Bru. Hoy es el día de África. Es una imprudencia y una falta de respeto para con los africanos hablar mucho de ellos cuando apenas los conocemos. Casi nadie en los países europeos, asiáticos y americanos más desarrollados y educados, en el sentido pleno de la palabra, sabríamos dibujar el mapa interior del continente africano. El que una revista como Mundo Negro, de los misioneros combonianos, sea prácticamente el único medio de comunicación de referencia informativa para el Ministerio de Asuntos Exteriores, es muy significativo, no sólo respecto a la importancia, y casi exclusividad, de la Iglesia Católica como puente entre el resto de los continentes con el continente africano, sino como síntoma, y este negativo, de que sigue siendo para nosotros, por muy tópico que parezca, en continente olvidado, perdido, desconocido.
África no es un continente pobre, sino rico. Muy rico. Su pobreza real respecto a sus bajos índices de desarrollo humano, económico y político, se debe al enclaustramiento de su verdadera riqueza. África es el continente más joven, con un 60ª de africanos menores de 24 años; el más virgen, con una naturaleza con inusitados recursos por explotar; y el más religioso, con una amalgama de tradiciones culturales profundamente religiosas, y con un incomparable crecimiento de las comunidades eclesiales no sólo cuantitativo sino cualitativo y vital extraordinarios.
África, por tanto, es un continente que está despertando, y que en su despertar este reconfigurando su relación con el resto del mundo, buscando alternativas a la emigración, regenerándose desde dentro con la ayuda de muchos de fuera, pero precisamente de aquellos pocos que, integrándose, no les imponen nuestros valores, inseparables de nuestros contravalores. Y llegará un día, casi sin darnos cuentas, en que África despierte del todo. 
El día en que África despierte del todo, el mundo enmudecerá. Porque el maléfico equilibrio de la desigualdad habrá disminuido. El día en que África despierte del todo, el mundo habrá mejorado, y estará más unido. Precisamente porque aunque la desigualdad no es la causa del desencuentro, sino al revés, el despertar a una mayor igualdad podrá abrir muchas puertas para el encuentro. Por eso, el día en que África despierte del todo, la humanidad será más humanidad, más reconocidamente heterogénea en su pluralidad cultural, y más homogéneamente reconocedora de la única dignidad sagrada de todos y cada uno de los hombres.