El Gobierno británico impondrá a los navajeros visitas hospitalarias a apuñalados
El Gobierno británico impondrá a los jóvenes interceptados con un arma blanca visitas hospitalarias a las víctimas de apuñalamiento para que sean conscientes de las consecuencias de portar una navaja y abandonen una "cultura social" que ha disparado el número de muertes en Reino Unido y que esta semana rompió todas las alertas con las cuatro bajas que registró tan sólo la ciudad de Londres el pasado jueves.
Después de que el propio primer ministro, Gordon Brown, anunciase el viernes una batería de medidas inmediata como reacción a la dramática jornada previa, la titular de Interior, Jacqui Smith, anunció hoy un paquete en el que se prioriza la prevención por encima del endurecimiento de las sanciones, ya que, a su juicio, "es simplista y erróneo pensar que la cárcel es una respuesta fácil para todos los problemas de la sociedad".
En consecuencia, su departamento apuesta por llevar a los navajeros hasta las mismas salas de urgencias de los hospitales en las que se tratan a las víctimas para persuadirlos de abandonar la práctica de salir a la calle con un cuchillo, así como obligarlos a entrevistarse con familiares de víctimas de armas blancas y con personas en prisión por delitos de esta naturaleza.
En este sentido, Smith descartó planteamientos como los dados a conocer por el Partido Conservador esta misma semana, antes incluso del 'Jueves Negro', de poner entre rejas a todo aquel que porte una navaja y que, a su juicio, parten de un punto de vista "simplista y erróneo". "La policía, al igual que los jueces y los responsables locales, no quiere ver a cada joven interceptado en prisión", aseguró.
MEDIDAS MÁS SEVERAS
En contraposición, mantuvo que sentencias comunitarias "serveras", como los trabajos y sanciones comunitarios, la vigilancia y control electrónico y los toques de queda, son más eficaces a la hora de disuadir, al igual que el reforzamento de la seguridad en zonas sensibles como los 'pubs' relacionados de forma regular con ataques, a los que la policía requerirá una mayor supervisión. La propia Smith remitió a los 43 comisarios de Inglaterra y Gales una misiva para recordarles sus competencias a la hora de demandar de los establecimientos nocturnos que procedan a supervisar a sus clientes a la entrada, en línea con la apuesta por la prevención que su departamento ha situado como fórmula de cabecera de las medidas contra la ola de violencia.
Al respecto, reconoció que el reciente recrudecimiento de la cifra de víctimas está poniendo a la gente "nerviosa" a la hora de salir a la calle, si bien se declaró convencida de que las apuestas de su gabinete, especialmente la muestra de heridas "truculentas" en los centros hospitalarios, representarán un importante elemento disuasorio para quienes actualmente portan navajas.
"TÁCTICAS DE CHOQUE"
La ministra calificó las medidas como "tácticas de choque" contra la ola de violencia que hace pocas horas se cobró una nueva víctima de unos 30 años en la ciudad de Bolton y el ingreso hospitalario en estado grave de un segundo tras sufrir puñaladas en un festival musical en Balado, en el condado de Kinross. "Estoy deseando hacer ver a la gente las consecuencias, en mi ideario, es más duro que simplemente decir que hay una solución sencilla que es la de que todo el mundo va a la cárcel", declaró.
La elaboración de estas acciones contó con la supervisión del oficial superior de la Policía Metropolitana Alf Hitchcock y se centrará en las ocho áreas especialmente sensibles de las islas: Londres, el condado de West Midlands, de Greater Manchester, Merseyside, Lancashire, Essex y Thames Valley, en las que Interior estudiará junto con el Ministerio de Justicia opciones concretas.
Con todo, Smith descartó hablar de una "epidemia" y datos como los del gabinete británico de Inspección del Crimen (BCS, en sus siglas en inglés) prueban que la violencia general ha descendido en torno a un 41 por ciento desde el pico que se produjo en 1995. En el caso de armas blancas, la BCS aseguró que son empleadas en ocho de cada cien incidentes violentos, un ratio similar a lo largo de la última década.