El gobierno chino inhabilita a un matrimonio por tener un segundo hijo
Clara Jiménez. Zhizu y Hong se han convertido en héroes nacionales. Este matrimonio chino se ha atrevido a desafiar, a pesar de las represalias, la prohibición de tener un 2º hijo en las ciudades, (a menos que se pague una multa de unos 23.700 euros para legalizar al bebé, caso contrario se le deniega el permiso de residencia, derecho a sanidad, puesto de trabajo…).
El castigo de las autoridades chinas ha consistido en expulsar a Yang Zhizu de la universidad donde enseñaba, el Beijing Youth Politcs College. Él ha declarado: la política del hijo único es “ridícula”. “¿Por qué tengo que pagar por tener una hija? Es nuestro derecho como ciudadanos”. Sus colegas de la universidad han pedido al gobierno que le devuelva la plaza, a la vez que el 91% de los chinos encuestados apoyan al héroe. Y añaden: “ya es hora de replantearnos nuestra política demográfica”. Y tienen razón, ¿desde cuando tener un hijo se cataloga como fechoría digna de venganzas y sanciones judiciales?