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Diario YA


 

“Enséñale a ignorar los gritos de las multitudes que solo reclaman derechos sin pagar el costo de sus obligaciones” Abraham Lincoln

El histrionismo de Sánchez, muestra de la peor demagogia

Miguel Massanet Bosch.
Normalmente, cuando uno se refiere a alguien que mediante persuasión, engaño, adulación o mentiras logra conseguir, de otra u otras personas, que hagan algo que no siempre, o mejor dicho, casi siempre, puede resultar perjudicial para el embaucado y provechoso para el embaucador; se suele hacer en tono peyorativo, de crítica, queja o abominación. Pero los hay que sea por su simpleza, por su propensión a aceptar lo que dicen las personas que nos gobiernan o porque estimen que lo que se les dice puede redundar en beneficio propio, tienen la tendencia de dar por bueno lo que el astuto personaje intenta que acepten. Una de estas personas, que ha conseguido captar a muchos de los que tenían alguna reclamación que hacer al anterior gobierno, que se sentían perjudicados, que buscaban apoyo para sus reivindicaciones o que llegaron a pensar que, la solución de todos los problemas del país, estaban bien resumidos en las palabras, siempre mesuradas, dichas con seguridad y sin que le importase mentir tantas veces como él juzgase necesario, si con ello conseguía dar un paso más hacia su objetivo fundamental: alcanzar el poder. Ya habrán deducido que nos estamos refiriendo a  Pedro Sánchez que, como cada día desde que se hizo con el gobierno, viene demostrando con su comportamiento carente de cualquier miramiento moral, ético, decente o decoroso, propio de cualquier persona que tenga un mínimo respeto por la verdad, el bien de los ciudadanos o las conveniencias de la nación, ser un gobernante inepto y pernicioso para el futuro de España.
Nos encontramos ante un personaje que muestra una amoralidad política manifiesta, al menos en cuanto se trata de presentar a sus adversarios como verdaderos peligros para España y los españoles, presentándose a sí mismo ante la ciudadanía como el único capaz de salvar al pueblo de la tiranía de todos aquellos que no sean socialistas ( aunque ahora ha incluido en el grupo de los “ángeles salvadores” a sus nuevos compañeros de viaje, los comunistas bolivianos de Podemos, los señores Pablo Iglesias y sus compadres, que parecen dispuestos a acabar, en un espacio de tiempo record, con todo los que durante los últimos años se consiguió en cuanto al prestigio internacional de España, a sus avances económicos, a la recuperación del empleo y a rebajar de una manera sorprendente el coste de nuestra Deuda Pública, así como recobrar la confianza de los inversores, que volvieron a invertir en nuestra nación, una vez recuperaron la confianza en la solidez de nuestro sistema político.
Su estrategia se centra en poner en juego su histrionismo natural, su engolamiento y afectación y su evidente capacidad para engañar y mentir públicamente sin que, un solo rictus de su faz pudiera delatar que aquello que afirma con toda naturalidad no es más que una gran bluf, una bola de engaños, sandeces, inexactitudes y palabras fatuas, dirigidas a un público poco inteligente y carente de criterio propio, que se las traga como si fueran bombones de chocolate. Claro que, en su favor se debería decir que, al menos hasta ahora que ya le han salido quienes no le consiente una, tanto en el PP como en Ciudadanos que, con la desventaja de estar en la oposición, aprovechan las sesiones del Congreso para darle un poco de su propia medicina, algo a lo que parece estar poco acostumbrado y que se le nota a la legua que le duele; no había tenido quien le hiciera la contra.
Procura estar todo el tiempo que puede fuera de España alegando compromisos internaciones, una postura que le resulta muy favorable porque, mientras está ausente de lo que deberían ser sus deberes como presidente del Gobierno, evita el acoso de los periodistas, tener que justificar los errores de sus ministros y evitar que los separatistas de Cataluña le vayan incordiando con su sempiterno tema del referendo y de la libertad de lo que ellos califican de “presos políticos”.
Precisamente, al respecto, vemos con qué habilidad, el actual Presidente, ha evitado comprometerse, directamente, en la entrevista que estaba programada con los líderes catalanes, en este caso con el líder de ERC, Oriol Junqueras, huésped de la cárcel catalana de Lledoners, enviando (sin querer reconocerlo) a su recientemente nombrado “primer visir”, P.Iglesias, para que procure vencer la resistencia del republicano catalán a  prestar apoyo a los PGE para el 2019. Ya comentábamos, en otro escrito, lo que pensábamos de este encuentro secreto entre ambos personajes, pero lo que sí resulta evidente, en unos momentos en los que la tirantez entre el Estado español y los rebeldes separatistas de Cataluña, ha llegado a un punto en el que, cualquier error, pudiera hacer explotar la bomba que sigue amenazando el orden y la estabilidad de la comunidad catalana; evidentemente a causa de la tolerancia, las cesiones, las concesiones, la inoperancia y la falta de visión política de unos y otros; que no supieron, los unos, tomar las medidas adecuadas para zanjar cualquier intento de infringir las leyes constitucionales españolas y, los otros, por representar una oposición en busca de sacar ventajas a costa de los problemas del Gobierno, evitando, con sus reticencias y retrasos el prestar su apoyo incondicional para ayudar a poner coto a los desmanes de los soberanistas; cuando decidieron prolongar la situación poniendo toda clase de dificultades, obstáculos, retrasos e impedimentos para imposibilitar que, el ejecutivo, presidido por el popular M.Rajoy, pudiera implantar, en su momento oportuno, el artículo 155 de la Constitución; lo que hubiera servido para impedir muchos de los desafueros cometidos por los grupos activistas de  la CUP y de los elementos más radicalizados de la extrema izquierda catalana, con la colaboración, apoyo y protección de parte de algunas autoridades responsables de que los mossos se abstuvieran de intervenir, mientras aquellos activistas de la revolución catalana seguían haciendo de las suyas para impedir que las fuerzas del orden alcanzasen sus objetivos.
Eso sí, verán ustedes algo que Sánchez aprendió del señor Rodríguez Zapatero, ir mendigando por los foros europeos, en los que logra ser invitado (los hay que ni le llaman), intentando conseguir que alguno del resto de líderes de la CE le dirija algunas palabras, incluirse de oyente en alguna tertulia, procurando que alguien le haga caso y le digan algunas palabras, o ir de una parte a otra aparentando estar muy atareado, mientras que su séquito de ayudantes le sigue fielmente a poca distancia. Siempre asistido de un fotógrafo encargado de no perder ocasión de sacar las fotos que, después, venderán como si se tratara de importantes entrevistas con los mandatarios de Francia, Alemania o la Rubia Albión. Y ya que hablamos de la Gran Bretaña, quisiéramos, como españoles, que nos informaran de qué clase de acuerdos han sido los que ha convenido con una señora May, en horas bajas, que, con toda seguridad, ni se ha preocupado de lo que le ha dicho a Sánchez, sabedora de que, para los ingleses, el tema de Gibraltar suele ser tabú, algo evidente a la vista de las innumerables ocasiones en que, las gestiones para regular aquella situación, han fracasado rotundamente. En realidad, los acuerdos no dependen de ella sino del Parlamento de su país, donde las posibilidades de que este tema progresen, se pueden considerar nulas o casi nulas.
Su última metida de pata (descontando las veces que ha fallado en cuestiones de protocolo en las que parece no estar muy ducho y que, para no dejar en ridículo a nuestro país, debiera de tomar algunas lecciones) ha sido cuando ha presumido, con grande muestras de autosatisfacción, de que, en la UE sus colegas europeos se mostraron encantados, según su versión, de los PGE que habían recibido de la ministra de Hacienda. Luego le anunciaron que desde Bruselas le enviaron una carta en la que se presentaban algunas objeciones sobre aquellos, cuyo contenido, según el propio Sánchez no contenía más que pequeñas rectificaciones de poca monta; resaltando que, durante los gobiernos de Rajoy también se recibieron cartas similares. Pero, hoy mismo, el periódico El Mundo, ha dado una noticia desmintiendo el optimismo de nuestro Presidente, en un artículo muy duro de Santiago González, en el que se habla de “Enmienda total de Bruselas al presupuesto virtual de Sánchez”. Según el diario indicado “Cuestiona los ingresos previstos y pide que le envíe el proyecto real” y, sigue comentado el Editorial del Mundo, “a las autoridades europeas no les afecta la propaganda gubernamental”. Según el rotativo español parece que “las cuentas no cuadran” añadiendo que ya se lo había advertido la oposición, a la que Sánchez calificó como “ultra”. En fin, señores, lo que se podía esperar de toda esta colección de okupas que se han instalado en el Gobierno, pretendiendo implantar de nuevo aquellas políticas que nos impuso Zapatero y que llevaron a la nación española a uno de los peores momentos de su historia.
O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, hemos entrado en lo que bien se podría calificar como la pescadilla que se muerde la cola. Un gobierno incapaz, que lo primero que ha hecho (como hizo Zapatero) ha sido intentar tirar por la borda todo lo que había conseguido el gobierno del PP y que, carente de mayoría en el Congreso, con un Senado en manos de la oposición, y mediatizado por sus socios de la izquierda y cogido en el cepo de los separatistas catalanes, no hace más que vivir de apariencias, preso de su propia incapacidad para valerse por sí mismo en la ardua tarea de gobernar bien un país. Mal vamos a ir si seguimos en esta deriva.

Etiquetas:Pedro Sánchez