El lema "Dios sí existe. Disfruta de la vida en Cristo" podrá verse en la EMT de Madrid
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Redacción Madrid. 12 de enero.
El contraataque de los evangélicos a la campaña publicitaria proateísmo de Barcelona llegará el próximo miércoles a Madrid a bordo de un autobús de
La publicidad es pagada por el Centro Cristiano de Reunión después de que el pastor evangélico de Fuenlabrada Francisco Rubiales decidiera no quedarse con los brazos cruzados ante la campaña laicista, iniciada en Londres gracias a la inversión publicitaria de un grupo de ateos aglutinados en una asociación humanista subvencionada con fondos de particulares. Barcelona ha sido la primera ciudad española que publicita el ateísmo mediante anuncios en los autobuses. Pero la campaña llegará a Madrid previsiblemente el próximo 26 de enero a Madrid.
Publisistemas, la empresa que gestiona la publicidad de los autobuses de
"Queremos comunicar al mundo que Cristo existe y que es el camino para una vida mejor", señaló a Europa Press Rubiales, quien cree que "todos pueden expresar libremente sus opiniones y sus derechos fundamentales". "Nosotros también", apostilló.
"Manifestamos nuestro más absoluto respeto por todas aquellas personas e instituciones que manifiestan públicamente sus opiniones, ideas y creencias", recalcó Rubiales, quien apuntó que, del mismo modo, desde el Centro Cristiano de Reunión se quiere "alcanzar" a los ciudadanos desde la misma plataforma pública y hacerles llegar su convencimiento y fe de que "la única vida llena, rica y plena es aquella que sigue a Jesucristo".
OTRO AUTOBÚS DE AES
Por otro lado, Alternativa Española (AES) anunció esta semana que va a iniciar movilizaciones y concentraciones en contra de la campaña laicista, pediendo a las autoridades municipales la retirada de la publicidad. En el caso de que la campaña se mantenga, por cada autobús laicista, AES sacará a la calle dos con el lema "Dios existe, deja de preocuparte, confía en El", sumando fuerzas con los evangélicos. Según AES, la propaganda laicista está detrás de "la proliferación de agresiones dirigidas contra el cristianismo en general y el catolicismo en particular". Cree que se trata de "una campaña agresiva, que ofende a millones de creyentes, que, implícitamente, cuenta con apoyo público ya que las empresas de autobuses urbanos suelen ser de titularidad pública, por lo que la decisión última en publicidad corresponde a las corporaciones".