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El Obispado de Bilbao insta a evitar la "abstención irresponsable"

Redacción Madrid. 18 de febrero.

    La Delegación de Pastoral Social del Obispado de Bilbao ha elaborado un documento, con motivo de las elecciones al Parlamento vasco del 1 de marzo, en el que insta a evitar la "abstención irresponsable". "Entre todos y para todos tenemos la obligación de crear un clima social y político que posibilite el desarrollo de la persona humana", señala.

   El texto recuerda que la convocatoria electoral está situada en un contexto en el que están "abiertos todos los frentes: ETA sigue matando, existe un desacuerdo frontal en relación al estatus político-jurídico del país, además nos enfrentamos a una fuerte crisis económica y laboral en un clima político caracterizado por las tensiones debidas a la existencia de sentimientos de pertenencia nacional diferentes, a las distintas concepciones sobre el marco político de futuro". A esto, añade el creciente desencanto ante todo "lo político".

   Teniendo en cuenta esta situación, la Pastoral Social destaca que en unas elecciones como éstas "nos jugamos: la normalización política, la paz, la creación de puestos de trabajo, las posibles salidas a la actual crisis económica, la atención a los excluidos de la sociedad, la recuperación del sentido ético de las relaciones sociales y, sobre todo, el despertar de una esperanza que nos haga mirar al futuro de otra manera".

   Por ello, considera "muy importante" valorar "hasta qué punto los diversos proyectos que representan diferentes fuerzas políticas, las actitudes y prácticas de quienes concurren a ellas, contribuyen mejor a la construcción de una democracia integral y después ejercer nuestra responsabilidad cívica y ética".

   A su juicio, votar a una u otra formación política "no debe constituir simplemente una costumbre mecánica, heredada". "El voto libre y responsable es, ante todo, aquel que se emite tras el examen cuidadoso de los programas que se proponen, de los partidos que los presentan y de las personas que se comprometen a llevarlos adelante", afirma.

   En este sentido, apunta que todo grupo político tiene que partir de la afirmación teórica y práctica "de la dignidad de las personas, de su prioridad sobre las cosas". "La persona es fin y sujeto, nunca objeto. Ninguna idea, ningún programa político merecen el sacrificio de una sola vida humana. El juicio de las diferentes opciones políticas debe hacerse a la luz de los de los derechos fundamentales de la persona humana. El reconocimiento y promoción de los derechos humanos es expresión fundamental del reconocimiento de la dignidad humana", añade.

   Por ello, cita mensajes pasados de los Obispos vascos para señalar que "el Gobierno resultante de las elecciones habrá de procurar, al mismo tiempo, entre otros bienes, la prosperidad económica, la justicia laboral, las pensiones dignas y suficientes, la competente atención sanitaria, la educación en valores para las jóvenes generaciones, la mejora de la condición de la mujer, la protección de la familia, la política cultural y lingüística abierta, la solidaridad con pueblos pobres y la acogida de sus emigrantes, y, por encima de todo, la defensa eficaz de la vida humana en toda su trayectoria, desde el primer instante hasta el último aliento de su existencia".

DESAPARCIÓN DE ETA

   Asimismo, recuerda un pasaje de los obispos vascos en 2002 en el que señalaban que "la pacificación de este país entraña, desde luego la desaparición de ETA y el limpio esfuerzo concertado por combatirla. Pero los problemas que es preciso resolver para alcanzar la paz no terminan ahí, ya que la pluralidad conflictiva de identidades está reclamando el hallazgo de una fórmula de convivencia en la que cada uno de los grupos modere sus legítimas aspiraciones políticas en aras de una paz social que es un valor notablemente más precioso y necesario que el imposible cumplimiento de todas las aspiraciones de todos los grupos".

   "Es preciso gestionar con delicada sabiduría esta pluralidad de identidades para no convertirla en "guerra de identidades", afirman los obispos.  

   En otro mensaje de los obispos, en este caso de 1986, recordado por la Pastoral Social recoge que "el proyecto de paz sostenido por cada grupo político y su actitud ante la violencia han de ser tenidos en cuenta en el momento de votar".  

   Finalmente, el documento apunta que "el juicio estimativo de las diversas opciones políticas debe hacerse a la luz de los derechos fundamentales de la persona humana; No todo está permitido en tiempo de elecciones: la eficacia por conseguir votos "a cualquier precio" y "como sea" no puede ser el criterio último de actuación; La campaña debe ser un medio para favorecer la maduración cívico-política de la población e invitar a una postura responsable y esperanzadora".

   "No es ética la descalificación sistemática de las personas o grupos. Desde el respecto mutuo y la tolerancia cada grupo debe exponer la verdad de sus razones y proyectos. Más que proyectos excluyentes, nuestro pueblo necesita un proyecto integrador", concluye.

 

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