La Lupa del YA. Se llama Adolfo Pérez Esquivel, es argentino y Premio Nobel, y todos viven atemorizados bajo su dedo acusador. El es quién califica a las personas de demócratas, terroristas, colaboradores de terroristas... y quién da el aprobado o el suspenso. Así ha conseguido que desde Argentina se pida la extradición de Utreta Molina como colaborador en supuestos crimenes del franquismo, a la vez que, afortunadamente, ha absuelto al ahora Papa Francisco de colaboración con la dictadura de Videla. Su influencia es larga, como demuestra que fuera recibido,a instancias de Cristina Kirchner, por el papa, en una de sus primeras actividades.

El Papa Francisco mantuvo el 21 de marzo un encuentro, en la biblioteca privada del Palacio Apostólico, con el argentino Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la paz en 1980.

Junto a él saludaron al Pontífice Juan Pablo Cafiero, embajador de Argentina ante la Santa Sede; Grazia Tuzi, representante en Italia del Servicio Paz y Justicia (SERPAJ); y Sara Mamani, secretaria del premio Nobel, acompañados de monseñor Guillermo Karcher.

Se trata del tipico personaje, al uso en la ziquierda, que da visados a los que considera luchadores por la libertad, y condenas a los que considera complices de supuestas terribles persecuciones de dictaduras. ¿Cómo se ha llegado a esta situación, en la que la influencia de un personaje es máxima hasta el punro de ser recibido en el Vaticano en audiencia privada?