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Diario YA


 

Otro histórico de la antigua AP, Álvarez Cascos, se ha levantado como un caudillo antiguo astur

El PP arrasa y 'AP' y Bildu vencen

José Luis Orella. Las últimas elecciones locales y autonómicas españolas han resultado una de las mayores victorias del PP, no tanto por su actitud, como por el derrumbe del voto socialista. Medio millón de votos en blanco y casi otro tantos nulos, y una Izquierda Unida, a la que si se suma los números de su hermana IPC-EU de Cataluña, suman juntas unos resultados que recuerdan la época dorada del califa Julio Anguita. El PSOE ha dejado de ser la casa común de la izquierda, y tiene guasa que el único barón socialista que conserve su puesto, con el permiso de IU, sea el antiguo militante de AP de Extremadura, Fernández Varas. El PP ha conseguido sumergir en azul la península, incluso en el virreinato andaluz donde ha rendido Sevilla e incluso la califal comunista de Córdoba. Sin embargo, siguen mostrándose las estribaciones del Cantábrico imposibles de superar a la marea azul. Otro histórico de la antigua AP, Álvarez Cascos, se ha levantado como un caudillo antiguo astur, con su Foro Asturias y ha enajenado la saca de votos del PP, quienes tendrán que humillarse ante su antiguo paladín. En Cantabria recuperan la provincia de manos de los regionalistas, pero después de la altivez mostrada ante UPN, esta consigue quedarse como heredera del mayorazgo navarro, dejando las migajas a un Cervera con vocación de sucursalista. En Aragón, el PAR recuerda las viejas negociaciones que ayudan a rebajar los humos de los señores de Génova. Incluso en Cataluña, la PxC de Josep Anglada multiplica sus apoyos a 67 concejales, recordando una Cataluña que quiere sobrevivir a la marea demográfica islámica, que un Pujol virreinal invitó a entrar para ahogar la lengua castellana.

Pero ante el tsunami pepero, aparece otro cambio a tener en cuenta en el futuro. Bildu, un sueño convertido en realidad. La izquierda abertzale, demuestra a ETA la posibilidad de poder jugar a la política. La conjunción del voto abertzale del campo “batasuno”, del de EA y el porcentaje de la escisión de IU, han convertido a la coalición en un nuevo referente vasco que consigue, por sus resultados mirar de tu a tu al PNV y al PSE-EE, rompiendo el monopolio nacionalista del PNV y marginando al PP de posibilidades de gobierno. Ünicamente un proceso de cambio en el PNV podría variar la futura actuación bisagra de Bildu. Su aparición ha mostrado la realidad de la izquierda abertzale, viva y numerosa, que ha terminado de ramonear a la artificial Aralar. Díez largos meses quedan a un exhausto PSOE para ver como sus huestes se recomponen o se preparan para el Götterdämmerung final.