El proceso judicial contra el general Jaruzelski no encuentra un final justo
Higinio Paterna. Nada más fácil que encontrar patologías en el funcionamiento de cualquier país post-comunista. Ingenuo sería pensar que aquellos que detentaron el poder absoluto y fueron absolutamente corrompidos iban a entregarlo todo sin cubrirse las espaldas: a nadie le extrañará por tanto que los procesos judiciales contra el último dictador de Polonia, el general Jaruzelski, sigan siendo obstruídos y no encuentren un final justo.
Este hombre es responsable de la invasión de Checoslovaquia por parte del ejército polaco perteneciente al Pacto de Varsovia en aquella memorable primavera de 1968, de las purgas antisemitas en ese mismo ejército polaco, de la brutal pacificación de la huelga de trabajadores de los astilleros de Szczecin en 1970, de la ley marcial de 1981 que sometió al país a una terrible estagnación y frenó el avance de Solidaridad y que fue llevada a cabo únicamente por manos polacas a pesar de que pidió en múltiples ocasiones a la URSS que interviniera militarmente en el país,…
Hoy pasan 29 años de la implantación de la ley marcial en Polonia. Como cada año, delante de la villa del general se reunirán dos manifestaciones: una, poco numerosa, de partidarios del ex-dictador. La otra, bastante mayor, esta vez reunirá a más gente de lo habitual… “gracias” al presidente Komorowski. Cuesta creer que Jaruzelski ha sido invitado por él a participar en la última reunión del Consejo de Seguridad Nacional. No poder acabar con las patologías de un régimen criminal es una cosa, nobilitar al brazo ejecutor y marioneta del Kremlin es algo infinitamente más grave.
Motivos puede tener el presidente infinitos, pero los que ha dado (que Jaruzelski es ex-presidente del país y “experto” en temas rusos), causan estupor. Solo veo tres variantes: puede que Komorowski sea realmente el político tan torpe que aparenta (Obama ha podido convencerse últimamente de ello); puede que éste sea solo el siguiente capítulo de una telenovela que tiene por objeto tener a los polacos y a la oposición distraídos; o puede que realmente se lo crea, que las numerosas conexiones que tiene con militares y miembros de los Servicios de Información Militar de la antigua época ejerzan sobre él tanta influencia.