Miguel Massanet Bosch. Decía Plauto, el comediógrafo latino (254 a C- 189 a C) en su obra Bacchides: “Pienso que aquel en quien el sentimiento de la vergüenza ha muerto, es hombre perdido”. Si fuere cierto lo que el maestro romano decía, tendríamos que reconocer que, en nuestro país, el número de hombres perdidos superaría, sin duda, al de los salvados. Y se me ha ocurrido este tema de la desvergüenza, sopesando la actuación de este partido político que tantos años ha subsistido a través de la Historia, que fundó un tipógrafo, Pablo Iglesias, y que tuvo personajes de gran valor personal e intelectual como fue el señor Besteiro; pero que, desde que el señor Felipe González abandonó el poder, se puede decir que ha ido dando tumbos hasta caer en lo más hondo de la sima del desprestigio, la incoherencia, la zorrería y la desvergüenza. En la actualidad se puede decir que ha perdido gran parte de sus señas de identidad empezando por la “E” de español, que se la han dejado en el camino de sus concomitancias con los nacionalistas catalanes y vascos, en aras a conseguir lo que más les pone a los nuevos integrantes del partido: el poder y la riqueza aunque, para ello, deban renunciar a su patriotismo como españoles.
Cuando uno escucha los “discursos” del señor Pérez Rubalcaba o de la señora Valenciano, le cuesta relacionarlos con lo que fueron sus actuaciones, hace menos de un año y durante los siete años anteriores a las últimas elecciones del 2011. Resulta un ejercicio de verdadero mérito intentar encajar las diatribas en contra del actual Gobierno, sus medidas, sus esfuerzos para conseguir que Europa acepte nuestras dificultades y la necesidad de imponer una férrea política de austeridad; con lo que, sin duda, fue uno de los gobiernos más nefastos que haya podido tener España desde su unificación por los Reyes Católicos, hace ya 500 años. En efecto, la subida al poder del señor Rodríguez Zapatero, si ya llegó precedida de una de las más negras y torticeras jugadas de los socialistas, aprovechando aquel oscuro y todavía no solucionado atentado de los trenes de la estación de Atocha, del 11 de marzo del año 2.004,.para culpar al gobierno de Aznar de ello y conseguir una victoria electoral que, sin aquella maldad, nunca hubieran conseguido; no pudo tener una continuación más catastrófica para los intereses de nuestra nación y de todos los españoles, como consecuencia de la incompetencia, la obcecación, el fanatismo y la falta de preparación para la tarea de gobernar, no sólo del propio Zapatero, sino de sus propios ministros, especialmente de sus ministras, que fueron incapaces de dar la talla en unos momentos en los que se precisaba gente de valía y preparación al frente del ejecutivo.
Que ahora, tanto Rubalcaba como Valenciano, se olviden de lo que fueron sus errores en la pasada legislaturas, ignoren su incapacidad para gobernar a una España en momentos de crisis; primero ignorándola y luego lanzándose a tumba abierta despilfarrando todas nuestras reservas –empezando por la venta de la mitad de sus reservas de oro, durante la primera legislatura del señor Zapatero; algo que el comentarista de País, Miguel Ángel Noceda, cubriéndose de gloria, dijo que había sido una sabia decisión, ya que el oro había perdido su utilidad ¡Hoy en día aquellas toneladas de las que nos desprendimos hubieran servido para evitar una gran parte de nuestras desdichas! – de nuestro Tesoro, en leyes que luego han resultado insostenibles, pero que ellos quisieron implantar para asegurarse los votos de los beneficiarios, sin tener en cuenta que el país no podía soportar semejante carga.
Estamos oyendo como, sin el menor recato, el señor Rubalcaba le pide cuentas al señor Rajoy por todas las actuaciones que se ha visto obligado a poner en práctica para que, Bruselas y las bolsas, aflojen su presión sobre España y nuestra deuda, influidas por el desempleo, los cierres de empresas, la descapitalización de las instituciones y el enrome déficit que dejaron tras de sí las huestes del señor Zapatero. Un endeudamiento y un déficit que no sólo afectaba al Tesoro de la nación, sino que, y en mayores cantidades, era compartido por la mayor parte de autonomías. Las autoridades comunitarias asustadas por la imagen de un Zapatero considerado por toda Europa como el peor gobernante que pudiera tener España, cometiendo pifia tras pifia, en tiempo de crisis, llevando al país hacia la quiebra soberana, no es fácil que se pueda borrar fácilmente por el señor Rajoy y su nuevo gobierno, por muchos esfuerzos que haga para conseguirlo..
Ni el menor apoyo al Gobierno, ni la más imprescindible declaración para fortalecer la imagen de la patria en el extranjero y, por el contrario, apoyando todos aquellos movimientos sociales, huelgas, manifestaciones, algaradas y actos de incivismo que puedan ayudar a perjudicar la credibilidad y solvencia de nuestra nación ante el resto de naciones y los mercados bursátiles. El que los socialistas fijen sus objetivos en desgastar el actual gobierno; el que se alíen con aquellos que buscan separase de España y el procurar embadurnar de excrementos la imagen de nuestra nación ante el extranjero, nos da la medida de en lo que se ha convertido este partido socialista, en plena descomposición, con el evidente peligro de ruptura con el PSC y con las más sombrías perspectivas, tanto en las elecciones gallegas, como en las del País Vasco y Catalunya, especialmente en esta última comunidad, en la que se anuncia un derrota aplastante.
Pero, si en algo está fallando estrepitosamente el señor Rubalcaba y su equipo, es en su actitud equívoca, su falta de definición, sus titubeos y su tibieza respecto a la postura extrema adoptada por el Gobern catalán, en su desafío directo a la Constitución, su declaración de que el camino de Catalunya ya no tiene vuelta atrás, en cuanto hace referencia a su propósito de alcanzar la independencia de España y en su propósito, contra viento y marea, de celebrar una consulta popular entre todos los catalanes, para preguntarles si quieren ser independientes del resto de los españoles. La euforia que se nota en una gran parte de los catalanes respecto a su deseo de independizarse, no parece que sea contrarrestada por los partidos constitucionales; entre los cuales, al menos hasta ahora, se había tenido al PSOE. El que ahora Rubalcaba saque a colación el Estado Federal o se ponga como modelo el tipo de Estado Asociado, como es Costa Rica respecto a los EE.UU, no son más que intentos de evitar alinearse, sin fisuras, con el PP para marcar un frente común en defensa de la unidad inquebrantable de España.
Cada día que pasa se nota que la prensa catalana hace piña con el gobierno del señor Mas, incluso periódicos como La Vanguardia se han lanzado a una campaña de concienciación de los catalanes para que vote el independentismo; nada raro, ya que es proverbial en el grupo Godó estar cerca de los que tienen posibilidades de hacerse con el poder. Es preciso que alguien tome las riendas con fuerza ya que, en caso contrario, nos vemos muy cerca de aquellos tiempos prerrevolucionarios que acompañaron a los últimos gobiernos de la II República. No nos cansaremos de repetir que existen síntomas, apoyados por el indudable descontento de los ciudadanos a causa de los recortes de la crisis, de que las similitudes, salvando los cambios debidos a los años transcurridos desde entonces y la indudable modernización de las costumbres, que existen en cuanto a ciertos precedentes de lo que dio lugar a la confrontación de las dos Españas que es posible que, con distintos métodos, pero con similares resultados, acaben con violentos enfrentamientos entre españoles y separatistas. O esta es la perspectiva, señores, que nos presenta esta situación incierta.