Redacción Madrid. 4 de enero. El Real Madrid se apuntó el primer triunfo del año, superando al Villarreal (1-0), apoyado en la genialidad de un tanto de Robben y la mejor versión de Casillas, quien sujetó a su equipo en las mejores ocasiones del cuadro de Pellegrini, lo que permite a los de Chamartín iniciar el ejercicio futbolístico en posiciones de 'Champions' y elevar su horizonte liguero.

   El equipo de Juande Ramos cuajó además una primera mitad notable, desde la solidez en su zona ancha, aunque se fue deshaciendo paulatinamente para acabar refugiado en torno a su portero, de nuevo decisivo, especialmente en un remate a bocajarro de Rossi.

   Antes que Casillas reclamara protagonismo, Robben había cumplido el rol por el que se le tasó. No estuvo tan brillante como en partidos anteriores, pero encontró la solución al partido con un gol genial, de 'pañuelos' en la grada del Bernabéu.

   La baja de última hora de Guti, con problemas musculares, modificó la idea de Juande Ramos y le entregó la titularidad a Lassana Diarra. El francés de origen africano fue una de las noticias agradables para el madridismo porque lució personalidad en su arranque, despliegue físico a raudales y buen posicionamiento.

   La ausencia de Higuaín también situó en el once al holandés Klaas Jan Huntelaar, pero el ariete estuvo desubicado y errático en su única opción ante Diego López. Un balón que amasó con el pecho, pero que remató muy blandito.

   El Real Madrid agradeció las recuperaciones de Pepe y Heinze. El portugués corrige con su velocidad los desperfectos de la zaga 'merengue' y el argentino tapona su flanco, el izquierdo, aunque carezca de profundidad y tampoco mantenga una buena relación con el esférico.

   Esa versión superior del equipo blanco duró un acto, el primero. Abrió el telón del año futbolístico en el Bernabéu bien asentado en la zona ancha y en el fondo aunque sin chispa arriba. Las genialidades de Robben, tan tempranas frente a Sevilla y Valencia se hicieron esperar más aunque merecieron la pena. Contribuyó de un Villarreal sin instinto en sus comienzos, con buenos trazos de fútbol que destila el equipo de Pellegrini pero sin excesiva intención.

   El Real Madrid, sin el efecto Robben, no hacía daño, pero cuando el holandés, el Messi de los blancos, entró en juego trastocó el partido. En una de sus habituales diagonales, partiendo del flanco derecho, se descubrió un hueco para lanzar una bella parábola que se convirtió en el primer y único gol del encuentro.

   Huntelaar pudo haber subrayado el día de su estreno minutos después, pero no tuvo acierto y mientras el protagonismo cambiaba de las botas de Robben a las manoplas de Casillas. El guardamente lució su mejor versión para sujetar a su equipo a disparos de Pires y sobre todo a un cabezazo de Rossi en la segunda mitad cuando el Villarreal dominaba el encuentro.

   El cuadro de Pellegrini redobló esfuerzos en el segundo acto. Le metió intención al choque y le ganó la partida al Real Madrid en la medular. Pires encontró los caminos aunque en los últimos metros le faltó definición. El cuadro de Juande Ramos había replegado velas, tenía menor consistencia en la zona ancha y apostaba sus bazas a la velocidad de Robben.

   En la media hora final, el Real Madrid suspiró. Por aquel entonces los dos nuevos ya habían dejado su sitio a Drenthe y Van der Vaart, pero los cambios apenas ayudaron a los blancos. El extremo disfrutó de varias ocasiones por banda izquierda, pero sin tino, lo que propició sufrimiento en los instantes finales para la grada del Bernabéu.