El reconocimiento de los campeones
Luis Alfonso
Cuando terminó el partido contra Holanda después del gol de Iniesta seguían sonando los petardos y aparciendo los fuegos artificiales en el cielo. La inmensa alegría que sentíamos todos los españoles estaba justificada por el impacto emocional de ser los campeones del mundo del deporte rey, de futbol.
La alegría desbordante que se veía en todos los lados donde se habían instalados pantallas era enorme, Madrid, Zaragoza, Barcelona... Parecía desatarse un vendaval que obligaba a tener las manos arriba.
Pero muy por encima de todo lo que se veía era la unidad que todos desean, se veía que todos estaban contentos porque había ganado España, sin rupturas. Gritaban los niños, gritaban las niñas, gritaban los jóvenes, gritaban los adultos, gritaban los que disfrutan del futbol y gritaban los que aborrecen el futbol. Nada más educativo y más gratificante que ver a todos mirando en la misma dirección, ninguna unidad más grande que esta.
La victoria de España nos lleva a reconocer que seguimos siendo una nación única, los de Sevilla, los de Albacete, los de Madrid, los de Barcelona, los de Valencia, los de Gran Canaria, los de Tenerife, los de Lérida o los del País Vasco estaban fundidos es uno. Esto no era forzado, era el reconocimiento de una unidad.
¡¡Enhorabuena!!