Redacción Madrid. 6 de diciembre. 

Benedicto XVI apremia a respetar la ley moral natural, pues garantiza a la persona su libertad frente a abusos y manipulaciones ideológicas. De hecho, es tema prioritario de estudio en la Comisión Teológica Internacional, cuya sesión plenaria concluyó ayer, según informa Cope.es.  

Al recibir en audiencia a los participantes de esta cita anual, el Papa subrayó “la necesidad y urgencia, en el contexto actual, de crear en la cultura y en la sociedad civil y política las condiciones indispensables para una toma de conciencia plena sobre el valor irrenunciable de la ley moral natural”.  

Y es que “la ley natural constituye la verdadera garantía que se ofrece a cada hombre para vivir libre y respetado en su dignidad de persona, y para sentirse protegido de cualquier manipulación ideológica y de todo abuso perpetrado según la ley del más fuerte”, alertó. 

Remitiéndose al Catecismo de la Iglesia Católica (n.1955), hace un año, al finalizar la sesión plenaria de la citada Comisión, el Papa Joseph Ratzinger trazo el significado de la ley natural: es aquella que indica “los preceptos primeros y esenciales que rigen la vida moral. Tiene por raíz la aspiración y la sumisión a Dios, fuente y juez de todo bien, así como el sentido del prójimo en cuanto igual a sí mismo. Está expuesta, en sus principales preceptos, en el Decálogo. Esta ley se llama natural no por referencia a la naturaleza de los seres irracionales, sino porque la razón que la proclama pertenece propiamente a la naturaleza humana”.  

Fruto de los trabajos de la Comisión es el documento “En busca de una ética universal: nueva mirada sobre la ley natural”, aún pendiente de aprobación y publicación.  

En programa para el próximo quinquenio, la Comisión Teológica Internacional proseguirá con el estudio sobre el sentido y sobre el método de la teología, como expuso al Papa el secretario general del organismo, el arzobispo Luis Francisco Ladaria Ferrer.  

Por eso Benedicto XVI, en su discurso, apuntó líneas para tal reflexión, recordando que la prioridad de la teología, “como indica su nombre, es hablar de Dios, pensar en Dios”.  

“Y la teología habla de Dios no como de una hipótesis de nuestro pensamiento -añadió-. Habla de Dios porque Dios mismo ha hablado con nosotros”.  

Por lo tanto “el verdadero trabajo de la teología es entrar en la palabra de Dios, intentar comprenderla en lo posible y darla a entender a nuestro mundo, y hallar así las respuestas a nuestros grandes interrogantes”, una labor en la que se ve “que la fe no sólo no es contraria a la razón, sino que abre los ojos de la razón, amplía nuestro horizonte y nos permite encontrar las respuestas necesarias a los desafíos de los momentos diversos”. 

Activa desde 1969 por deseo de Pablo VI, la Comisión Teológica Internacional está vinculada a la Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe a la que ayuda especialmente a examinar cuestiones doctrinales de marcada importancia.