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Diario YA


 

José Luis Orella: El ajedrez ucraniano

 

 

Ucrania se desliza hacia la división social. Finalmente ha quedado claro que el rechazo al acuerdo con la UE, en realidad escondía una nueva revolución. (El ajedrez ucraniano)

 

 

El retorno de una falsa diva, Belén Esteban, un montaje de TV5

Miguel Massanet. En realidad, señores, a uno le repamplimfan estas cuestiones de la prensa rosa, de los famosos, famosillos, actores, actorzuelos y demás miembros de esta casta de personajes que se dedican a ocupar los espacios más horteras y prescindibles, no sólo de nuestras TV privadas, sino también de la TV1, que no se libra, a pesar de ser la que debiera de dar ejemplo de austeridad, seriedad y objetividad, de caer en la trampa de los programas basuras, para intentar conseguir más audiencia cosa que, al parecer, no logra conseguir ya que sus índices van de mal en peor, salvo, en lo que hace referencia a sus espacios de noticias, que parece que siguen siendo los preferidos de los espectadores.

 
No obstante, no puedo dejar de sentirme afectado, como ciudadano que está viendo como el número de parados sigue aumentando; como la miseria está cebándose en muchos ciudadanos que se ven obligados a recurrir a la caridad; como los recortes a los que forzosamente ha de recurrir el Gobierno para intentar salvarnos de aquellos que desearían ver a España a los pies de los caballos de la depresión, están convirtiendo en pobres a muchos ciudadanos que hace unos pocos años gozaban de una posición saneada o como ocurre con nuestras empresas, especialmente autónomos y pequeños comercios, que van cerrando una tras otra dejando a nuestra nación a las puertas de la quiebra, si no es que se produce un milagro que permita que cumplamos con las condiciones que nos impuso Bruselas y, ello, nos permita que se restablezcan los créditos bancarios que insuflen aire vital a todo nuestro sistema empresarial, hoy en día incapaz de salir del marasmo en el que está sumido.
 
Y es por ello que no puedo contemplar, sin indignarme, como se están creando, valiéndose de las televisiones públicas, verdaderos espectáculos indignos y lamentables, por parte de algunos productores sin escrúpulos, que no dudan en recurrir a los trucos más abyectos y los recursos más torticeros, para conseguir audiencia a la cual, según estos invasores de cerebros, sólo se le puede acceder a través del morbo, la horterada, el cotilleo, el enfrentamiento entre personajes ( presuntos periodistas y famosillos) que, para ganarse las algarrobas, no dudan a someterse a las mayores humillaciones y a representar los más repugnantes papeles. Y en ello está la cadena TV5, con su más famoso presentador, un señor que, siguiendo la pauta del productor del programa, no tiene escrúpulos a la hora de embadurnar de basura la honra de las personas y de machacar sin piedad a aquellos que él cree que pueden ser presas fáciles para sus trucos escénicos y sus maniobras indignas.
 
Como no podía faltar, una más de esas pobres mujeres a las que la fama les llegó de rebote y que, por su incultura, su falta de preparación y el vértigo que para una persona que nunca tuvo una perra, le causó el casarse con una persona popular y ver que, de pronto, el dinero entraba en su bolso con una fluidez que nunca esperó que sucedería; ha sido utilizada hábilmente por los responsables de la cadena para convertirla en la “pobre chica” a la que la vida ha tratado a baqueta, a la que se le puede permitir gritar, insultar, desvariar y chulear a todo quisque que se le presente delante, de modo que a más ordinariez, a más griterío y a más gesticulación y posturas barriobajeras; más protagonismo se la da y más dinero se le paga. 
 
Una mujer con problemas evidentes de índole psíquico; con carencias notables que deberían ser estudiadas por expertos y, sin embargo, con facilidad para expresarse en el argot del lumpen de la sociedad; que empieza a ganar cantidades que nunca pensó recibir, pero a la que se le exige conservar un nivel de audiencia determinado, manteniendo su tirón como chica mala o conflictiva,  sin duda, como de hecho ha ocurrido, puede llegar un momento en el que se sienta sobrepasada por su popularidad, se encuentre desvalida ante su propio papel y pueda empezar a notar como, su popularidad, va descendiendo, sin que pueda hacer nada para evitarlo. Y esto es lo que, seguramente, ha sido lo que llevó a Belén Esteban a un momento en el que se sintió amenazada por todos los costados, al tiempo que su imagen se iba deteriorando fruto, posiblemente, de unas operaciones estéticas mal realizadas. De aquí a un episodio de estrés y una subsiguiente depresión mental, no hay más que un paso.
 
No quiero imaginarme lo que debe haber pasado esta mujer durante los meses en los que se ha visto apartada del salvavidas de la TV. Una reconstrucción de imagen física y seguramente mental, la hace caer de nuevo en manos de sus explotadores, que han visto en su reaparición la oportunidad de hacer negocio hasta que, como va a suceder inevitablemente, vuelva a dejar de ser imprescindible, su actual aspecto se vaya deteriorando y la empresa decida que ya no hay nada que sacar de ella; en cuyo momento sucederá lo inevitable, como les viene ocurriendo a miles de personas que, como ella, pasan por este flash de la popularidad momentánea y fugaz. No obstante, el que, este retorno de estrella remozada y reciclada, haya tenido un precio, un precio que resulta insultante para cualquier persona en desempleo que, teniendo conocimientos infinitamente superiores a ella, que ha dedicado muchos años al estudio, que se ha esforzado por conseguir un modus vivendi que le permitiera una vida digna; no tiene otra explicación que la de acabar de sacarle el poco jugo que le queda a esta mujer. 
 
El que esta mise en escène de la ex de Jesulín de Ubrique, le reporte un premio de 30.000 euros o sea, para los que todavía pensamos en las antiguas pesetas, la friolera de 5 millones, aparte de constituir una propaganda para excitar el morbo de la audiencia, para presentar, como se hacía antes en algunos circos, el fenómeno ( la mujer barbuda, el gigante o el enano o aquel pobre contrahecho de facciones brutales y espantosas) mediático y someterla al juicios de los espectadores a esta “nueva” Belén Esteban que promete nuevos momentos de “éxito “ para el programa y motivos de lucimiento para este empalagoso y remilgado presentador que, como no podía ser menos, está rodeado de la correspondiente corte de lameculos y tira levitas, que sirven para elevarlo aún más en este falso pedestal en el que tan a gusto se siente.
 
Lo malo de todos estos espectáculos es que, la finalidad de conseguir la máxima audiencia posible, entraña el darle al pueblo, a este segmento de la ciudadanía en que el uso del cerebro le resulta muy dificultoso y se deja guiar por los instintos primarios (entre los cuales está el gozar de situaciones en las que salen a relucir los principales vicios de la humanidad), que se mueven entre el más bajo morbo y el lenguaje escatológico y soez y que, todo lo que son capaces de transmitir a la audiencia, entregada a las distintas situaciones en las que se mueven los personajes de estas truculentas historias de sexo, infidelidades y libertinaje es una ración extra de basura mental. Lo único que consigue, aparte de los beneficios económicos para quienes manejan el negocio; es embotar la inteligencia del personal, impedirle pensar en  temas de mayor provecho que les ayudarían a mejorar su cultura y, ofrecerles una concepción evidentemente irreal de lo que es la vida cotidiana. Lo peor, lo que no se ve, es lo que los años van a hacer con aquellos personajes del drama cuando pierdan la fama y deban aceptar la dura realidad y volver a sus orígenes. Un triste final para quienes han gozado momentáneamente de la fortuna y la popularidad. O esta ha sido, señores, mi visión, un tanto filosófica, de este aspecto de la vida.