El Sáhara convulsiona
Paloma Casaseca Muñoz. La pacifista saharaui Aminatou Haidar, fue detenida el pasado jueves a su llegada al aeropuerto de El Aaiún (Sáhara Occidental). Dos periodistas españoles que viajaban con ella, han sido retenidos unas horas antes de ser liberados por la policía marroquí.
Aminatou Haidar es una una conocida activista saharaui que lucha por la reivindicación de los derechos de su pueblo y cuya apuesta pacífica le ha valido numerosos galardones. El último (Premio Coraje Civil 2009 de la Fundación Train) lo recibió en EEUU a finales de octubre, de donde regresaba antes de ser arrestada por las autoridades marroquíes. Actualmente, se encuentra retenida en Lanzarote, donde planea iniciar una huelga de hambre para que las autoridades la permitan volver al Sáhara.
No es la primera vez que Marruecos intenta detener a Aminatou por reivindicar la independencia del Sáhara. La activista ya estuvo “desaparecida” durante cuatro años, desde los cuales está obligada a someterse a tratamiento médico para paliar las terribles secuelas que aún conserva.
Algo me dice que tampoco esta vez conseguirán silenciar su discurso. Que no van a disuadir al Pueblo Saharaui. Es más, el arresto de Aminatou podría suponer un antes y un después en la política de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Un punto de inflexión tras 18 años de alto el fuego entre el ejército de Marruecos y el Frente Polisario.
Efectivamente, en los últimos meses se han producido numerosos acontecimientos que han convulsionado el territorio africano. Parece que se perfila un nuevo panorama político, y el papel de la comunidad internacional es más que nunca, determinante. Las posturas son claras: la RASD apuesta por la vía pacifica para reivindicar sus derechos mientras el reino de Marruecos los viola sistemáticamente.
A pesar de que el gobierno español sigue sin asumir su responsabilidad y tomar una posición firme y clara, otros países como Suecia sí se atreven a implicarse, apostando por la defensa de los Derechos Humanos. La semana pasada, tras la detención ilegal de 7 militantes saharauis (considerados por Amnistía Internacional como presos políticos) por parte de las autoridades de Marruecos, Suecia decide plantar cara. Así, el Partido Social Demócrata (PSD) ha aprobado una moción en la que por primera vez se reconoce la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Además, el Gobierno ha otorgado el Premio por los Derechos Humanos Per Anger a Brahim Dahan, uno de los 7 militantes saharauis detenidos. La reacción de Marruecos ha sido contundente, exigiendo la expulsión inmediata de la diplomática sueca Anna Block-Mayozer.
El gobierno marroquí se encuentra también por primera vez frustrado, acorralado, desconcertado. Las próximas semanas serán clave para el futuro desarrollo de los acontecimientos. En cualquier caso, se revela la influencia que puede ejercer la comunidad internacional en la mediación de conflictos: su apoyo puede y debe servir para que la justicia incline la balanza hacia el lado correcto..