EL SEPULCRO VACÍO
Fidel García Martínez. Catedrático Lengua y Literatura. Licenciado en Ciencias Eclesiásticas. Con relativa frecuencia, y siempre que la Iglesia Católica celebra y conmemora la fiesta de todos los Santos, y ruega y suplica por los fieles difuntos, algunos medios de comunicación se hacen eco de presuntas investigaciones sobre el sepulcro vacío y los restos mortales de Jesús de Nazaret, con la única finalidad de atacar la verdad de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo que constituye la esencia y el núcleo del mensaje (Kerigma) cristiano.
En el plano puramente histórico, sin embargo, la fe en la Resurrección de Jesús que germinó después del primer Viernes Santo fue el origen del Cristianismo. La Vida terrena de Jesús y su Resurrección son la piedra angular de la fe cristiana en todos los tiempos. Sobre la Resurrección de Jesucristo existen algunos teorías y posiciones teológicas claramente heréticas por exceso o por defectos que se apartan de lo creído y proclamado en el Dogma católico.
Así algunos afirman que Jesús volvió a tomar posesión de su cuerpo (cadáver) abandonó el sepulcro, se pareció a determinados discípulos y ellos le oyeron, lo tocaron, comieron con él; luego fue elevado al cielo para estar con Dios ( el sepulcro vacío y las apariciones constituyen la prueba de su resurrección). Sobre esta realista muy extendida pero irreal suposición se basan las presuntas investigaciones de un grupo de científicos de la revistas sensacionalista National Geographic que están abriendo el supuesto Santo Sepulcro.
Pero el sepulcro vacío como pretenden estos científicos nunca ha ha sido el fundamento de la fe en la resurrección. Es imposible además que se encuentren los restos del cadáver de Jesucristo. Como afirma el mayor teólogo viviente el papa emérito Benedicto XVI. Jesús no ha vuelto a una vida humana normal de este mundo. Él ha entrado en una vida distinta, nueva; en la inmensidad de Dios y, desde, allí. Él se manifiesta a los suyos. Lo que pretenden los investigadores no es buscar restos de nadie porque no los pueden encontrar, sino negar el hecho de la Resurrección, lo que es imposible científicamente sino hacerse eco de una postura extendida en algunos ambientes falsamente teológicos que sostiene contra la Revelación y la Escritura que Jesús murió definitivamente y la Resurrección sería una forma convencional de hablar por la que del dolor y el mal puede surgir el bien y la esperanza
. Pero ya el gran Pablo de Tarso fue contundente que proclamó que toda le Fe Cristina cae por tierra si la proposición: Jesús, el Crucificado, resucito de la muerte, no tiene valor o cabe pasar de ella. Todo lo contrario es radical y absolutamente irrenunciable.