El sucesor de José María Escrivá de Balaguer, el fundador del Opus, será batificado
Roma. El Papa Francisco ha firmado el decreto para que sea beatificado Álvaro del Portillo, el sucesor de José María Escrivá de Balaguer, el fundador del Opus, con quien sin embargo no ha hecho ninguna excepción. A Álvaro del Portillo se le atribuye una curación milagrosa. El milagro aprobado por la Santa Sede se refiere a la curación instantánea del niño chileno José Ignacio Ureta Wilson: a los pocos días de nacer, sufrió un paro cardiaco de más de media hora y una hemorragia masiva. Sus padres rezaron a Álvaro del Portillo y, cuando los médicos pensaban que el bebé estaba muerto, sin ningún tratamiento adicional y de modo totalmente inesperado, el corazón del recién nacido comenzó a latir de nuevo.
Monseñor Álvaro del Portillo nació en Madrid (España) el 11 de marzo de 1914, tercero de ocho hermanos, en una familia de honda raigambre cristiana. Pertenecía al Opus Dei desde 1935. Era Doctor Ingeniero de Caminos y Doctor en Filosofía y en Derecho Canónico. Fue ordenado sacerdote el 25 de junio de 1944. Formó parte del Consejo General del Opus Dei de 1940 a 1975; de 1940 a 1947 y de 1956 a 1975 fue secretario general.
Fue consultor de diversos organismos de la Santa Sede. Trabajó en el Concilio Vaticano II, primero como presidente de la Comisión antepreparatoria para el laicado y luego como secretario de la Comisión sobre la disciplina del clero y como consultor de otras comisiones. Sus libros Fieles y laicos en la Iglesia (1969) y Escritos sobre el sacerdocio (1970) son, en buena parte, fruto de esa experiencia.
En 1975 fue elegido para suceder a monseñor Josemaría Escrivá. Al ser erigido el Opus Dei como prelatura personal, el Papa le nombró prelado. En 1990 fue designado obispo por Juan Pablo II, quien le confirió la ordenación episcopal el 6 de enero de 1991. En 1985 fundó en Roma el Centro Académico Romano de la Santa Cruz, germen de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz.
Durante sus diecinueve años al frente del Opus Dei, la labor de la prelatura se extendió a veinte nuevos países. Murió en Roma el 23 de marzo de 1994 después de regresar de una peregrinación a Tierra Santa. El Papa Juan Pablo II acudió ese mismo día a rezar ante sus restos mortales. Está abierta su causa de beatificación y canonización.1 El 28 de junio de 2012, con la aprobación del Papa Benedicto XVI, la Congregación para las causas de los santos promulgó el Decreto sobre las virtudes heroicas, que lleva consigo el título de "Venerable".2