El tsunami del PP
Miguel Massanet Bosch. Este serial o culebrón por entregas en el que se va convirtiendo el desmadre que se está produciendo dentro del Partido Popular, no recuerdo que tenga precedente alguno, a no ser que nos queramos acordar de la defenestración del señor Adolfo Suárez, allá por el año 1981, cuando los de su mismo partido, con el visto bueno de SM el Rey y con el apoyo tácito de los otros partidos, maquinaron la conjura para deshacerse de aquel al que se le había atribuido una “transición” perfecta, desde la dictadura a la democracia; porque, A. Suárez, estaba lo suficientemente “quemado” y superado por los acontecimientos, para que se le permitiera seguir al frente del gobierno de la nación. Aquellos sucesos que, juntamente con la legalización del PC (una de las equivocaciones más garrafales, a mi modesto criterio, del señor Suárez,por el efecto verdaderamente catastrófico que produjo en el seno del Ejército, que no admitía que quien fue el enemigo a batir en la Guerra Civil volviera, por la puerta grande, a establecerse como un partido más de la política española), fueron la simiente del fallido golpe de estado del 23F; dieron al traste con la UCD y con todas sus esperanzas de renovarse en el poder, lo que quedó suficientemente demostrado con el gobierno de transición de don Leopoldo Calvo Sotelo (febrero de 1981 a diciembre de 1982) que preparó, con alfombra roja, la llegada de Felipe González con su primer gobierno socialista. En definitiva, un harakiri por parte de los barones de UCD que, en definitiva, a quienes favoreció fue a los socialistas que se hicieron con el poder hasta que, el señor Garzón, les desmontó el tingladillo, con el famoso “destape” de la operación de los GALS:
Y, si me he referido a aquellos hechos que ya forman parte de nuestra historia, es para recordar, una vez más, que la historia nos demuestra como los hombres tropiezan una vez y otra con la misma piedra y que las ambiciones de algunos políticos son, en muchas ocasiones, tan perniciosas para un partido político como los más feroces ataques de sus adversarios en el Parlamento. No cabe duda de que, en la actualidad, estamos presenciando, entre perplejos y admirados, como el PP está despilfarrando todo el crédito que, a través de años de lucha política culminaron, con el mandato del señor Aznar, en un periodo de prosperidad y desarrollo para España como no se había conocido desde el advenimiento de la democracia. Así como, el señor Rodríguez Zapatero, ha sido capaz, durante el tiempo que lleva al frente del Ejecutivo, de convertir a la España del año 2004, que recibió en inmejorables condiciones para haberla llevado a las cotas de prestigio no conocidas en muchos años; lo cierto es que ha conseguido, “con esfuerzo y con tesón”, convertirla en una especie de despojo irreconocible, sólo comparable con las repúblicas bananeras de los señores Hugo Chávez o Evo Morales, los benjamines del dinosaurio incombustible, el señor Fidel Castro, que ha tenido sojuzgada a Cuba, bajo la tiranía comunista, desde el año 1959.
Hemos repetido hasta la saciedad que, el señor Rajoy, sin duda una persona con grandes cualidades, no es el caudillo ideal para regir al PP, por la sencilla razón de que no tiene o, no quiere, ejercer la autoridad sobre los barones del partido y ha preferido plegarse al difícil ejercicio de pretender pasearse por el filo de la cuchilla, procurando no caerse a ningún lado de la misma. Lo peor es que, su estancia al frente del partido, ha producido en el una metamorfosis que le ha hecho creerse que, con una política de parches, de ocurrencias o de favoritismos hacia algunos de sus colaboradores, puede conseguir llevar las riendas del partido y esto, a la vista está, no ha producido más que el enfrentamiento de los barones entre sí para asegurarse su parcela de poder y, lo que todavía me parece más imperdonable, que en estos rifirrafes el Presidente del partido, en lugar de zanjarlos con autoridad y poner a cada uno en su sitio, ha preferido tomar partido por algunos en contra de los otros; de donde su imagen ante las bases y simpatizantes de la formación que preside, ha comenzado a deteriorarse y a hacerlos pensar que éste no es el mismo partido en el que depositaron su confianza por medio de sus votos y que, lo de la democracia interna, no es más que uno de los engaños que, la nueva dirección del PP, utiliza para, como ya ocurrió en el Congreso de Valencia, darle la apariencia de legitimidad a lo que, sin duda, fue un golpe de mano de Rajoy para quitarse de encima a todos aquellos que le habían servido fielmente, pero que él sospechaba que, en algún momento, le podrían hacer sobre en su liderazgo. De ahí la incomprensible destitución de sus cargos de una María San Gil, de un Zaplana, de un Acebes y, el arrinconamiento de otros, como el señor Mayor Oreja.
Ahora, no sabemos si deliberadamente o forzado por las circunstancias, Rajoy se enfrenta, a pecho descubierto, con uno de los valores más sólidos del partido, la señora Esperanza Aguirre, haciéndole el juego a un personaje peligroso, escurridizo, ambicioso y falto de escrúpulos, el señor Gallardón, a quien le importan un ardite los valores del PP y su orientación política, ya que lo único que intenta es conseguir el poder, librarse de Esperanza Aguirre y segarle la hierba bajo los pies al señor Rajoy; porque, aunque ahora se muestre sumiso y meloso con él; su estrategia consiste en llevar adelante sus planes para indisponer a Aguirre con Rajoy, con lo que espera lograr un doblete consistente en: el descrédito de E.Aguirre y el desgaste del presidente, señor Rajoy ,quien jugando al peligroso juego de las dos barajas, lo único que va a conseguir será perder el apoyo y el respeto de todos los que soñamos con al antiguo PP del señor Aznar y, probablemente, darles bazas a sus enemigos para restarle credibilidad ante unas futuras elecciones.
Es imposible que, protegiendo a un impresentable como es el señor Cobos, un Vellido Dolfos de via estrecha y, por otra parte, actuando con tanta dureza con uno de sus apoyos en Valencia, el señor Ricardo Costa, con el que parece que la tiene tomada – seguramente debido al ego herido de la señora Cospedal que, por incomprensible que parezca, se ha dejado enredar por estas intrigas internas, en las que está perdida y alejada de lo que fue su trabajo, un buen trabajo por cierto, como presidenta del PP en la comunidad de Castilla-La Mancha –; el señor Rajoy consiga mantener su autoridad, cuando los enfrentamientos entre sus barones (Cospedal con Arenas; Gallardón con E.Aguirre etc) se está haciendo cada vez más evidente y, la lucha por asegurarse posiciones ventajosas, se ha convertido en la primera razón de todos aquellos que ven una posibilidad de suceder al Presidente. Entre tanto, los del PSOE se frotan las manos viendo como se aleja el peligro de que el PP pueda relevarlos en el Gobierno, cuando la ocasión les era más propicia y las condiciones en las que se encuentra España amenazan con que todos acabemos al garete, agobiados por los impuestos y rezando para que un milagro nos salve de quedar reducidos a, una más,de estas naciones africanas o del Cono Sur americano, invadidas por la miseria y sometidas al yugo de sus dictadores.