El Vía Crucis de Moratinos
Miguel Massanet Bosch. En una sola semana podemos decir que ha quedado resumida lo que es la política exterior del gobierno del señor Rodríguez Zapatero. Puede que todavía queden en España algunos que continúen pensando que, nuestros gobernantes, no es que sean ineficaces y que carezcan del más elemental sentido de lo que es o debiera ser la política internacional de una nación; sino que son unos desgraciados a los que la fatalidad ha echado en manos del fracaso. Sin embargo, si aún les quedara alguna duda respecto a la ineficacia de nuestro servicio diplomático, en manos del señor Moratinos, es posible que, después de esta semana “horríbilis” para nuestra nación, en cuanto a problemas surgidos de nuestras relaciones internacionales; es que o están obcecados por su ideas izquierdistas y permanecen anclados en utópicos paraísos bolcheviques o es que no tienen capacidad alguna para ver la dura realidad que sus propios ojos les muestran. Fuere lo que fuese, hete aquí que tenemos a un señor Moratinos nervioso, balbuceante, evidentemente desbordado por los acontecimientos, recogiendo lo que, él mismo, con su probada petulancia izquierdófila, ha estado sembrando en estos aciagos años de gobierno socialista.
Tres espinas, tres entuertos o tres resabiados temas que nos han colocado en el ojo del huracán mediático, convertidos en involuntarios protagonistas de una función en la que toda la Comunidad Europea tiene puesta su atención, seguramente curiosa por averiguar de qué forma el gobierno español es capaz de sortear semejante embrollo sin, como comúnmente se expresa, “morir en el intento”. Lo que sucede es que, para poder entender lo que nos está sucediendo debemos remontarnos a las actuaciones de nuestro señor Moratinos, avalado por el señor Zapatero (si no obligado por él), en lo que se ha dado por llamar nuestra nueva política exterior; la que le dio el vuelco a nuestra tradicional sintonía con los países desarrollados, importantes y ricos, con los que manteníamos importantes lazos comerciales y financieros; para volvernos hacia las “democracias” de Sudamérica, regidas por los “nuevos liberadores bolivianos” mediante la recreación de lo que fueron los olvidables y desacreditados regímenes de las repúblicas soviéticas.
Si con anterioridad, en tiempos de Aznar, habíamos llegado a ser ejemplo de desarrollo económico y nuestra nación se merecía el respeto de todos los países europeos; con los socialistas hemos abdicado de nuestra influencia en Europa para limitarnos a buscar un espacio entre los desheredados de la fortuna y, aún así, nos vemos obligados a sufrir las tarascadas de un Hugo Chávez que se atreve a amenazarnos y a reírse de nosotros, como si él no fuese más que un palurdo convertido, por la ignorancia de muchos, en un reyezuelo de opereta.
Pero volvamos al principio. Tanto lo sucedido con la guardia civil, en su intento de apresamiento de contrabandistas en Gibraltar; como el enredo de la Saharaui, señora Aminatu Haidar, unido al secuestro de nuestros tres cooperante por la organización Al Qaeda; han dejado al descubierto los resultados que, para España, han tenido algunas de las actuaciones pasadas del señor Moratinos. Si empezamos por el tema gibraltareño y la prepotencia demostrada por el señor Caruana con respecto al incidente de nuestra patrulla de la Guardia Civil en aguas del peñón; deberíamos hacer memoria y recordar el espaldarazo que, el mismo señor Moratinos, le dio al señor Caruana cuando se humilló y humilló a toda España, al visitarlo en el mismo peñón, confraternizando con él y otorgándole una importancia, una categoría y una representación de la que evidentemente carece; porque Gibraltar no es más que una colonia, de la últimas que quedan en el Mundo, bajo la soberanía inglesa y es a Inglaterra a quien debiera haberse dirigido; y no, por supuesto hacer el ridículo ante este pintoresco personaje en lugar de para reclamarle por enésima vez, al Foreign Office, que nos devuelva la colonia a los españoles. Recientemente se ha tragado la vergüenza de que, los ingleses de Gibraltar, hicieran prácticas de tiro con una bandera española ( nada de boya ni otras zarandajas); con lo que, indudablemente, ha fortalecido la confianza de Caruana que ahora se atreve a sacarnos los colores con toda la insolencia de la que es capaz, que es mucha. El Gobierno, con Rubalcaba a la cabeza, se ha vuelto a poner a los pies de Caruana para pedirle excusas, abandonando y criticando a la Guardia Civil, en lugar de apoyarla y demandar al Reino Unido explicaciones por la conducta descortés y prepotente de su mandatario en el peñón, señor Caruana.
El caso de la señora Haidar es de libro. Recordemos la indigna postura de Moratinos ante Mohamet V, cuando no tuvo inconveniente de abandonar a los saharaui para que se los anexionase Marruecos, cuando nuestra misión era ayudarles a que formaran su propio país independientes, como viene demandando, desde hace años, el pueblo de aquella ex colonia española. La diplomacia española cometió error tras error al admitir que desembarcara, en Lanzarote, dicha señora. En primer lugar, aceptando que aterrizara sin pasaporte en nuestro país; en segundo lugar permitiendo que, cuando ya estaba embarcada de nuevo en el avión que la tenía que llevar a Alaiun, volver a dejarla entrar en territorio español a pesar de que el empleado de aduanas ya le había denegado el permiso para hacerlo. ¿En qué pensaba Moratinos? O ¿es posible que no se diera cuenta de la estrategia, probablemente preconcebida de esta activista, de montar el bollo para que tuviera trascendencia internacional? Ahora se debiera notar esta “amistad” que dicen que tenemos con Marruecos. ¿De qué nos vale tanto rendez-vous, y tantos regalos de armamento si, cuando nos hace falta, su colaboración brilla por su ausencia y nos dejan en la estacada?.Ahora la patata caliente está de nuestro lado: si esa señora se muere, un conflicto internacional por no haber sabido tratar el asunto; si continúa con la huelga de hambre y pone en marcha a la justicia, pleito para largo; en fin, esperemos que Obama nos eche una mano. Mientras, Marruecos se frota las manos contento de haberse librado de una activista harto molesta para sus ambiciones expansionistas.
Pero nos queda el secuestro de los cooperantes. Este si que es un caso de mala suerte, aunque siempre hay voces mal intencionadas que dicen que los secuestradores se dejan tentar por escoger a sus víctimas de entre los ciudadanos de países que saben que tienen gobiernos débiles, asustadizos, temerosos de que puedan tener que apechugar con víctimas, que saben que van a redundar en un sentido negativo sobre sus aspiraciones de mantenerse en el poder. Fuere lo que fuere, si se confirma que los captores son los de Al Qaeda o sus tributarios, el problema que se le presenta al pusilánime de Moratinos y al alérgico de Zapatero, que les teme más a estas situaciones que el ratón al gato; puede ser de proporciones internacionales; porque, aquí ya no se trata de un caso Alakrana, que se amordaza al Ejército para que no actúe y se paga el rescate, con lo que, salvo la buena fama de España, todo queda solucionado; por el contrario, estamos ante un hecho que puede comportar que otros países se deban mojar, que se reclame la liberación de yihaidistas que estén, tanto en cárceles españolas como extrajeras y, entonces veremos como el señor Moratinos se las arregla para sortear el Estado de Derecho, de forma que se le permita ceder a las peticiones de Al Qaeda. Mil ojos nos contemplan y, mucho me temo, que para salir del embrollo en el que nos han metido, hará falta algo parecido a un milagro y, estos gobernantes del PSOE, no creen en ellos. ¡Vamos dados!